Entre los muchos sectores en los que la tecnología está impulsando y acelerando el desarrollo, sin duda destaca el armamento y equipo militar. Este es un área al que no todos los países le prestan mucha atención como es el caso de China.
Y es que una importante parte de esta carrera tecnológica, en la que están compitiendo las principales potencias mundiales, es el desarrollo de tecnología militar junto al desarrollo de la Inteligencia Artificial y la conquista del espacio.
El desarrollo de armamento y equipo militar está en la lista de prioridades de muchos países, a pesar de que idealmente las naciones quieren evitar conflictos armados a toda costa. Aun así, existen muchos celos y desconfianza entre determinados países que impulsa al desarrollo de nueva tecnología armamentística.
China parece haber encontrado una nueva tecnología que va a revolucionar este sector, al haber creado un dispositivo que es capaz de convertir a un avión o caza en un aparato totalmente imperceptible para los radares que controlan la posición y velocidad de estas aeronaves.
Esto es gracias a que la estructura de estos contiene «alta densidad de plasma» que confunden a los radares y provoca que estos ofrezcan datos equívocos, con los que el enemigo no puede seguir la posición o velocidad del caza señalan desde el Chinese Journal of Radio Science.
Esta capacidad sería ajustable, por lo que el piloto podrá elegir cuando quiere ser visto o cuando prefiere desaparecer de los sistemas de control. Lo cierto es que no hay mucha información al respecto de cómo exactamente funciona, ya que por ahora China tan solo ha realizado una serie de pruebas para conocer la eficiencia y alcance del dispositivo.
A la espera de conocer más detalles sobre esta tecnología, sabemos que este efecto de desaparición es posible gracias a cómo interactúa el plasma de estas estructuras con las ondas electromagnéticas que emiten los radares para obtener señal.
Esto es porque al interactuar las ondas con el plasma, estas se mueven rápidamente y chocan entre sí, lo que diluye la energía de las ondas y debilita la señal que refleja, imposibilitando al radar a detectar movimiento, o la velocidad incluso de un aparato tan grande como lo es un avión militar.