«Sobre mojado llovido», es el escenario que le espera a la economía del país para este año, después del anuncio que realizó el gobierno de la Argentina de prescindir del gas natural boliviano a partir de octubre. La decisión generará sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo.
En febrero de este año, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, dijo que la Casa Rosada prometió pagar la deuda por la venta de gas correspondiente al 2023, el cual alcanzó a los $us 201 millones. Entonces, en esta gestión el país recibiría del vecino país un monto menor a los $us 200 millones.
Esta situación causará una severa caída en los ingresos por el gas y sólo quedará el mercado del Brasil. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las ventas del energético en 2023 alcanzaron a los $us 2.046 millones, lo cual es menor con relación al 2022, que fue de $us 2.973 millones.
Este escenario afectará a las exportaciones totales que en 2023 llegaron a los $us 10.911 millones, lo cual es menor con relación a las importaciones que fueron de $us 11.496 millones, es decir, se registró un déficit de $us 585 millones. Asimismo, la renta petrolera sufrirá otro golpe, después del bajón que registró entre 2014 y 2023 de $us 5.489 millones a $us 2.043 millones.
La reducción de los ingresos que se registrará por la futura suspensión en la compra de gas por parte de la Argentina, se da en un momento en que el país atraviesa por un elevado déficit fiscal que derivó en la falta de dólares, lo cual se reflejó en la caída de las reservas internacionales netas (RIN), de $us 15.122 millones a $us 1.709 millones entre 2014 y 2023. Además, hasta el momento el gobierno de Luis Arce, no implementó en su integridad los acuerdos a los que arribó con los empresarios privados para revertir la escasez de la divisa estadounidense.
Empero, el mayor efecto que podría generar este hecho es la invariabilidad en la escasez de dólares en la economía del país y el fortalecimiento de un mercado paralelo, lo cual afecta a la población de a pie porque mantiene la incertidumbre en los precios de los productos que requieren de dólares para su importación, insumos o materia prima para el sector productivo y la internación de gasolina y diésel para abastecer el mercado interno.
Esta situación también influirá en el gas natural que se procesa en la Planta Separadora de Líquidos Gran Chaco «Carlos Villegas», debido a que el energético que se usa es el que se destina a la Argentina. En ese aspecto también se generaría una afectación económica a las arcas del Estado en menor, mediano o mayor grado.
La venta de bonos en dólares por parte del gobierno y la posible liberación de las exportaciones no serán suficientes para compensar la caída de las exportaciones, lo cual pone en vilo la permanente escasez de dólares, porque las necesidades aumentan, pero los ingresos no están en dicho nivel.
Este escenario tenebroso no hubiera ocurrido si se hubiera realizado la suficiente exploración y explotación hidrocarburífera en su tiempo y la implementación de políticas económicas adecuadas por sus responsables, como el exministro de Economía y actual presidente, Luis Arce, y el vicepresidente, David Choquehuanca.
Es importante dejar de mirar en el flujo de caja y concentrarse en la solvencia, el cual se traduce en el aumento de la producción de valor agregado de bienes en la economía, como la única garantía para contar con dólares a corto, mediano y largo plazo. Confiar en que los créditos externos son la solución al problema es cerrar un hueco para abrir otro.
También se debe reducir de forma drástica el gasto corriente en la administración pública y proceder al cierre de las empresas estatales deficitarias, lo que aliviará el elevado déficit fiscal y dará respiro a las RIN. A su vez, se debe atraer inversión privada nacional y extranjera, aplicar incentivos al turismo y la implementación de una agresiva política de apoyo a la agricultura en el occidente boliviano, con tecnología de punta para generar un equilibrio con el oriente.
El autor es periodista.