A medida que el mundo se acerca al punto medio de lo que se esperaba que fuera una década transformadora para el desarrollo, la economía mundial está próxima a batir un lamentable récord a fines de 2024: los cinco años con el menor crecimiento del Producto Interno Bruto de las últimas tres décadas. Para Bolivia las proyecciones se mantienen, 1,8% para el 2023, 1,5% para la presente gestión y el próximo año, de acuerdo a la última edición del informe Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial.
El informe muestra cómo el crecimiento de Bolivia alcanzó en 2021 a 6,1%, el 2023 a 1,9% y para la presente gestión baja a 1,5%, la cifra se repite el 2025. Todavía no convence a los organismos internacionales los anuncios del Gobierno sobre la industrialización del litio y la puesta en marcha del biocombustible, así como del Mutún.
El informe del Banco Mundial muestra que Latinoamérica se desaceleró al registrar un crecimiento de 2,2%, pero también explica que esta situación fue a raíz de una elevada inflación, condiciones monetarias restrictivas, debilidad del comercio mundial y fenómenos meteorológicos adversos.
Como se recordará Bolivia sintió con fuerza la sequía que se registró el año pasado, y afectó al sector agrícola, pues se perdieron varias hectáreas por esta situación climatológica.
A pesar de que el Gobierno anuncia en su propaganda que es la administración de la industrialización, el crecimiento está entre los primeros tres, tiene la inflación más baja de la región, menor desocupación, pero no señala que la caída de las Reservas Internacionales y las políticas aplicadas provocaron la escasez de dólares.
El presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, pregunta si ¿Bolivia, por la senda del crecimiento económico?
Según el último informe de Banco Mundial “Perspectivas Económicas Globales”, de enero 2024, indica que Bolivia tuvo un crecimiento económico estimado el 2023 de solo 1,9%, cuya cifra representa menos un 58% a la meta del Gobierno nacional planteada de 4,86% para esta gestión, señaló.
“(…) de hecho, a pesar del reajuste de la estimación gubernamental (3%), los problemas en las finanzas públicas y el funcionamiento poco óptimo de un sector privado reprimido, dieron lugar a este bajo crecimiento”, recordó.
El Banco Mundial proyecta que el país, los años 2024 y 2025 crecerá sólo un 1,5%, lo que representa un estancamiento económico, con un crecimiento lento y bajo, con grandes posibilidades de un nuevo proceso recesivo. A pesar de ello, en el Presupuesto General del Estado (PGE) 2024, estipula que nuestra economía crecerá este 2024 un 3,71%, sin embargo, lograr la misma será poco factible, si se mantienen los problemas fiscales tanto de deuda y gasto público, que ocasionaron la caída sostenida de las RIN”, apuntó.
Varios economistas indicaron que el Gobierno está raspando la olla, al aplicar medidas desesperadas, como reducir las inversiones en el exterior, nuevamente confiscar utilidades a los bancos, entre otros, pero no ataca al verdadero problema, el gasto público, que provoca déficit fiscal.
Mientras tanto, Romero anuncia noticias poco alentadoras para el país, ya que debido a la caída de las Reservas Internacionales, los nuevos informes de las calificadoras no serán positivos, ya que preocupa la cifra baja, y más las menores divisas que se registra, de acuerdo al último informe del Banco Central de Bolivia (BCB).
Informe
La economía mundial va camino a registrar su peor desempeño de las últimas tres décadas para un período de cinco años, pero las reformas destinadas a impulsar la inversión y fortalecer la política fiscal podrían ayudar a cambiar el rumbo, según el Banco Mundial.
Conforme a un posible criterio, la economía mundial está en mejor situación que hace un año: el riesgo de una recesión mundial ha disminuido, en gran parte debido a la fortaleza de la economía de Estados Unidos. Pero las crecientes tensiones geopolíticas podrían crear nuevos peligros a corto plazo para la economía mundial, advierte.
Al mismo tiempo, las perspectivas a mediano plazo de muchas economías en desarrollo se han ensombrecido en medio de la desaceleración del crecimiento en la mayoría de las principales economías, la lentitud del comercio mundial y las condiciones financieras más restrictivas de las últimas décadas. Se prevé que en 2024 el crecimiento del comercio mundial será solo la mitad del promedio registrado en la década anterior a la pandemia. Asimismo, es probable que los costos de endeudamiento para las economías en desarrollo —sobre todo las que tienen malas calificaciones crediticias— sigan siendo elevados, puesto que las tasas de interés mundiales se estancaron en niveles máximos de cuatro décadas en términos ajustados por inflación, señala una nota de prensa de la entidad internacional.
Se prevé que el crecimiento mundial se desacelerará por tercer año consecutivo y pasará del 2,6% registrado el año pasado al 2,4% en 2024, esto es, casi tres cuartos de punto porcentual por debajo del promedio de la década de 2010.
“Sin una corrección importante del rumbo, la década de 2020 pasará a la historia como una década de oportunidades desperdiciadas”, declaró el economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial, Indermit Gill.
“El crecimiento a corto plazo seguirá siendo débil y llevará a que muchos países en desarrollo, sobre todo los más pobres, caigan en una trampa: con niveles paralizantes de deuda y un acceso precario a los alimentos para casi una de cada tres personas. Ello obstaculizará los avances en muchas prioridades mundiales. Todavía existen oportunidades para cambiar el rumbo. En este informe se ofrece un camino claro a seguir: se detalla la transformación que se puede lograr si los Gobiernos actúan ahora para acelerar la inversión y fortalecer los marcos de política fiscal”, agregó.