jueves, abril 25, 2024
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Desechos Humanos

Ante la dramática, como apocalíptica serie de sucesos e imágenes que, en esta última temporada, nos ha tocado vivir a los bolivianos, una de las más inhumanas y brutales fue la de la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, Amparo Carvajal, quien, pese a su avanzada edad, yacía tendida sobre una de las aceras de la céntrica avenida 6 de Agosto, realizando una vigilia de protesta, ante la ignominiosa toma de la institución que ella preside.

Un día antes, o sea el viernes 2 de mayo, un grupo de activistas desadaptados, aduciendo haber sido víctimas de una estafa, ingresaron a la sede de esas oficinas, donde comenzaron con la ignominiosa toma, soldando las puertas de entrada del edificio y cambiando las chapas de las puertas internas, a vista y paciencia de la policía que, en lugar de proceder a desalojar y detener a los malhechores, se dio a la tarea de dispersar y apartar a la gente que transitaba por las inmediaciones.

Con ese coraje, digno de valerosas mujeres, como las Heroínas de la Coronilla, que protagonizaron la guerra de nuestra independencia, la disposición de doña Amparo Carvajal merece toda nuestra consideración, apoyo y respeto, en su lucha por la democracia, frente a la excesiva, como innecesaria violencia ejercida en su contra, donde sola, jamás podría hacer frente a estos alevosos avasalladores.

A tiempo de redactar esta entrega supimos que, fiel a su palabra, doña Amparo se hizo presente el lunes 5, en sus oficinas de DDHH, empero, su ingreso fue infructuoso, ya que como señalamos líneas arriba, las puertas fueron soldadas. Lo risible en todo este drama es que, simultáneamente a la acción de la presidenta de los DDHH, los asaltantes, en conferencia de prensa, manipulando artículos de los estatutos de la institución, más parece que abogaban por la supuesta propiedad física del bien inmueble que, de la misión, el rol, y los objetivos de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia.

En una entrega anterior, refiriéndonos al arte de gobernar en medio del cinismo, mencionamos la asombrosa habilidad de encubrir un escándalo con otro igual o mayor que el cometido. Nos referimos específicamente a la reciente captura, en una línea aérea, de dos estibadores y posible aprehensión de dos canes, por ser culpables de no evitar el gigantesco envío de una carga de droga hacia España. En el caso que nos ocupa, constituiría una perversidad el tratar de destituir a la presidenta de Derechos Humanos, por no tener al día el Folio Real de Derechos Reales, donde conste que la casa, donde funcionan sus oficinas, no pertenece a dicha organización. De ser así, ¡Dios nos pesque confesados!

Finalmente, echando mano a un bello poema del poeta italiano “Trilussa” concluimos: La Verdad cayó al fondo de un pozo/ Suplicando por ayuda, dijo estar con el agua hasta el cuello/ Una multitud fue a su rescate, con cuerdas y escaleras/ un miembro del clero exclamó: antes de sacarla, es importante vestirla primero/ Así desnuda como está, sería una vergüenza/ Entonces,  todos dieron algo/ Yo como sacerdote, doy mi boina ¿Quién sigue?/ Me gusta mucho la sugerencia, dijo un ministro: yo dono mi Librea de Ministro/ Y así sucedió, todos dieron algo, unos menos, y otros más/ Pronto el pozo se llenó/ Un vestido blanco de novia, una corbata roja socialista, una gorra militar, un frac de aristócrata/ Después de media hora, la verdad subió la escalera y exclamó alegre: “¡Me han vestido tan ricamente, que ya nadie podrá reconocerme!”. Algo parecido viene sucediendo en nuestra Bolivia, con los Desechos Humanos.

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