Entre los programas curriculares de niños y jóvenes del país se ha omitido la inclusión de aspectos referidos a la moral, a las creencias en Dios, según informes de los docentes en escuelas y colegios. Directores señalan que fueron omitidas “materias espirituales” por carencia de presupuesto y que esa formación debe estar a cargo de “padres de familia y voluntarios para enseñar religión”.
Grave omisión que han dispuesto el Ministerio de Educación y otras autoridades educativas, a pesar de que saben de la importancia de materias espirituales y que desde hace muchas décadas estaban incluidas en programas y presupuestos. Es importante lo que tienen que llevar adelante los gobiernos en el ámbito educativo con textos sobre diversos temas políticos, históricos, geográficos, sociales, económicos y culturales. También tienen relevancia los libros sobre Moral y Educación cívica, escritos por dignos maestros especializados en enseñanza religiosa y filosófica. Por ello deben ser repuestos en forma inmediata, considerando que, arbitrariamente, “en nombre de la revolución nacional”, fueron suprimidos en los programas de escuelas y colegios. La educación que abarca los ámbitos cívicos, históricos, filosóficos, religiosos da las bases o principios de formación ética que niños y jóvenes pueden asimilar muy fácilmente dada su tierna edad.
La fortaleza moral en los niños y jóvenes es fundamental para las demás materias, puesto que contar con valores positivos es, innegablemente, decisivo para que toda la formación humanística tenga bases éticas de sólida raigambre y no sea solamente una especie de adorno. Hombres y mujeres pueden estar seguros de que, si han sido formados con sólidos principios morales, siempre tendrán la fuerza necesaria para desempeñarse correctamente en sus profesiones.
En nuestro medio, donde se observa actualmente una crisis de valores en diversos ámbitos, se requiere no solamente un radical cambio de actitudes para que la ética y la moral prevalezcan, sino impulsar un cambio en tal sentido desde la formación de las nuevas generaciones. Por ese motivo, reiteramos, es indispensable no solamente dotar a niños y jóvenes de conocimientos para que en el futuro puedan desempeñarse profesionalmente, sino que lo hagan mostrando un proceder con ética y moral, mediante enseñanza impartida en materias como Educación cívica y Religión.