Por: Equipo Editor
El Modernismo latinoamericano surgió como parte de la corriente artística moderna a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Este movimiento artístico mundial tuvo un profundo desarrollo en diferentes campos del arte: la pintura, arquitectura, literatura, etc. Dentro de la literatura, la poesía fue la más marcada en Latinoamérica. De hecho fue considerado, como el primer movimiento literario que adquirió fuerza y se extendió por todo el continente.
Uno de los representantes del Modernismo latinoamericano es Rubén Darío, quien después de publicar su libro “Azul” de poemas en 1888, dio inicio a la corriente modernista literaria a la cual se sumaron importantes escritores latinoamericanos y europeos.
El Modernismo buscaba en ese entonces el cambio y la renovación de la creación artística, por lo cual se valió de nuevos recursos artísticos para su elaboración, separándose de los modelos tradicionales y los estilos predominantes de la época.
Como corriente literaria, se caracterizaba por la expresión de los sentimientos profundos y por un fuerte rechazo a la sociedad burguesa, a la cual consideraba como una “sociedad de clase media o acomodada”.
Otro aspecto característico es la tendencia a la sensualidad, buscando la cercanía de la belleza artística con los elementos diarios. Temas como el amor, adquirieron un tono erótico y sensual.
Influencia Europea
El Modernismo como corriente artística produjo una influencia notable y recíproca entre Latinoamérica y Europa. En el viejo continente, la tendencia modernista se desarrolló notablemente en la pintura, la escultura y la arquitectura. La esencia pura del Modernismo en su creación artística se difundió y llegó a ser bien recibida en Latinoamérica. Sin embargo, su aceptación y producción sólo estuvo viva en la poesía.
El Modernismo europeo estuvo influenciado por diferentes acontecimientos históricos importantes. Después de la Revolución francesa, y el rechazo total de la monarquía y la burguesía, la sociedad se liberó de los sistemas de vida impuestos en ese siglo.
Más adelante, la Revolución industrial transformó y estableció un nuevo régimen, el cual buscó la igualdad de la vida cotidiana en lo social y económico.
El Modernismo, como arte recibió, diversas denominaciones en los países europeos “Art Nouveau” en Bélgica y Francia; “Jugendstil” en Alemania; “Sezession” en Austria y “Modern Style” en los países anglosajones.
La arquitectura modernista se caracterizó por las formas curveadas y redondeadas que eran de origen Árabe. Estas formas se las utilizaba en la decoración de los edificios. Ya que representaban elementos de la naturaleza, por ejemplo: los vegetales.
Las obras arquitectónicas fueron catalogadas como piezas simbólicas y atrayentes por su estética.
En cuanto a la pintura modernista, esta cambió el significado del arte en la pintura, y a partir de esa transformación se inició la expresión libre y creativa.
Lo más significativo y remarcable en la pintura fue el uso de la línea y su expresividad simbólica-conceptual. Así mismo se dio gran énfasis a la representación del erotismo y la perversión de la mujer.
El Espíritu Modernista
Era evidente que la revolución industrial trajo consecuencias remarcables. Como resultado directo de esta modificación en la sociedad, es que se produjo la transformación y la evolución del alma social en su nivel más puro de expresión: el arte.
Este hecho histórico ocasionó el despertar de nuevas manifestaciones artísticas que lucharon contra el Realismo capitalista de esos años.
La estética, en la esencia del espíritu modernista, era sinónimo de cambio y renovación. Existía una libertad de expresión sin miedo a límites morales, buscando crear y representar el arte más natural en obras de pura belleza.
Las imágenes armoniosas del espíritu modernista eran una interpretación clara del valor estético en temas como la melancolía, la soledad, el culto a la belleza y el amor.