Inteligencia Emocional (IE)
Es la capacidad de acceder a la vida afectiva (sentimientos, afectos, valores), en sí mismo y en los otros, a fin de discriminar y diferenciar los diferentes estados afectivos, nominarlos y utilizarlos para comprender y guiar la conducta de forma tal que se favorece la adaptación efectiva al entorno.
Existen diversas concepciones: Modelos mixtos (Goleman) la consideran el resultado de una mezcla entre aspectos personalidad y habilidades cognitivas. Por tanto, está constituida por rasgos relativamente estables de personalidad y habilidades de la inteligencia. Modelo de habilidad (Mayer y Salovey) enfatiza en el procesamiento de información y la define como una habilidad para atender a los sentimientos, asimilarlos y comprenderlos a fin regular y modificar el estado de ánimo propio y el de los demás. Un tipo de modelo de Habilidad es el de las Inteligencias Múltiples (Gardner) para este autor la IE es un tipo de inteligencia y por tanto tiene: un fin adaptativo, un objeto particular de conocimiento y unas operaciones particulares. Existen dos tipos: IE de Sí mismo e IE Interpersonal. Para efectos de esta prueba psicológica se trabajará bajo el Modelo de Habilidad.
Duque J, García, M, Hurtado A (2017) afirman que las emociones como componente psicológico del individuo son fundamentales para el desarrollo de habilidades en el puesto de trabajo. Afirman que las personas capaces de autogestionar sus emociones, percibir y comprender las emociones de los demás y generar espacios de beneficio y desarrollo conjunto, pueden desarrollar con mayor facilidad competencias laborales como: trabajo en equipo, liderazgo, productividad, comunicación asertiva, compromiso, responsabilidad.
Autoconocimiento
El autoconocimiento hace referencia a los procesos a través de los cuales la persona, puede analizar y comprender sus propios estados emocionales en un ejercicio que implica una mirada sobre el sí mismo. El desarrollo del autoconocimiento tiene su origen en los procesos de diferenciación emocional que desde el nacimiento se desarrollan y permiten a las personas comprender su individualidad e independencia de los demás.
El autoconocimiento enfoca el proceso atencional sobre las respuestas emocionales propias y les hace seguimiento, evaluación e interpretación. Es un proceso constante y dinámico que conecta la esfera afectivo emocional con la cognitivo intelectual y que brinda información a los individuos acerca de las causas y consecuencias de sus estados emocionales, por tanto, facilita la toma de decisiones y el análisis las respuestas ante situaciones cotidianas, como ante los hechos imprevistos.
Autovaloración
La autovaloración es un concepto que se construye en la interacción de las personas con su entorno y por la comparación que se realiza entre el individuo y los demás miembros del grupo de referencia. En dicho intercambio las personas llegan a atribuirse un valor o estatus emocional que da cuenta del nivel de satisfacción que experimentan consigo mismos. Por ello, es fundamental que en el desarrollo el emocional, los niños puedan tener logros, pero también puedan vivir y aceptar fracasos y errores, porque así construyen una autovaloración realista y objetiva.
Góngora y Casullo (2009) señalan que las personas con alta autoestima se sienten bien consigo mismas y son confiadas y optimistas frente al futuro. También tienen un mejor desempeño laboral, facilidad para solucionar los problemas, comunicarse con los demás y tomar decisiones con libertad y autonomía. En consonancia con otros estudios, un nivel alto de autoestima se relacionaría con una población con mejor salud mental, en tanto que niveles bajos se asociarían con una población con trastornos mentales.
Inteligencia Emocional Intrapersonal (IE del sí mismo, o personal)
Es la capacidad de acceder a la propia vida emocional-afectiva, discriminar de manera inmediata el afecto o sentimiento que se experimenta, nominarlo de manera precisa, reconocer el efecto de dicho estado y hacer uso de dicha información para orientar el comportamiento en la búsqueda de acciones que se traduzcan en bienestar para sí mismo.
Esta se desarrolla desde tempranos estadios del desarrollo, durante el proceso de individuación y diferenciación de los otros, que permite que los niños comiencen a reconocer sus particularidades. El desarrollo del pensamiento y capacidad de reflexión sobre sí mismo, permite acceder al reconocimiento de las propias y diversas vivencias afectivas. El desarrollo del lenguaje contribuye a nominar los diversos estados, discriminar, reconocer y expresar simbólicamente dichos elementos. Simultáneamente se construyen los sentidos de valoración del sí mismo, la capacidad de decidir de manera más o menos autónoma y por ende, la posibilidad de ejercer control sobre lo que se percibe y siente. A mayor comprensión mayor posibilidad tiene el individuo de actuar sobre ellos buscando soluciones a los problemas cotidianos para favorecer los procesos adaptativos.
Varios autores consideran que, para evaluar habilidades intrapersonales, las medidas de autoinformes son una opción bastante adecuada, pues la introspección permite explorar los procesos emocionales con mayor precisión que tareas de habilidad propias de otro tipo de pruebas.
Autogestión
Reconocer el papel de las emociones sobre las ideas y pensamientos, entender la importancia de ellas en la toma de decisiones. Permite estar abierto a los sentimientos, tanto positivos como negativos, y así descartar o aprovechar la información que los acompaña, en función de su utilidad. Hacer uso positivo de los sentimientos para guiar la conducta.
Investigaciones realizadas por Sánchez, J., Carballo, T., Machín, E., Gutiérrez, A., Quintana, R. (2010) afirman que para llevar a cabo un proyecto o un plan de manera exitosa, es necesario poseer características particulares, entre ellas el autocontrol, que permite hacer más cosas en menos tiempo y además ser una persona segura, feliz y equilibrada.
