Fortalecer el bien común debe ser misión colectiva

Cuantas más dificultades se sufren en el país, se acrecientan las urgencias de fortalecer el bien de todas las comunidades porque estar inmerso en ellas implica que ellas son fortaleza del país, son patrimonio de las futuras generaciones y legado para quienes hoy, como niños y jóvenes, viven la esperanza de mejores días para el país que, especialmente en los últimos quince años han pasado por sufrimientos muy grandes, sea por ineficiencias político-partidistas, por la crisis económico-financiera o los ataques del covid-19 que cobró muchas víctimas.
Todos los hechos negativos deben ser causa y motivo para que el espíritu nacional adquiera mucha fuerza en pos de hacer muy capaces a los males que, como serie, se han hecho cargo para probar a la colectividad que ha actuado conforme a las circunstancias que se presentaron y cuyo espíritu no se arredró, sino que se vio fortalecido en un mundo atacado persistentemente por el virus que ha sometido a pandemias a la población para que triunfe sobre situaciones jamás previstas.
Felizmente, es justo reconocer que hubo la suficiente presencia de ánimos en la población, que no se arredró y respondió con la altura necesaria, porque es el mismo sufrimiento que mostró caminos de fortaleza no sólo contra la pandemia sino para vencer otro tipo de males. Conforme hubo los ataques padecidos, parecería que el pueblo fortaleció su espíritu en pro del bien común y hubo coraje casi blindado para enfrentar todo el mal que sobrevino en toda forma, hasta terminar en estados gripales.
Las condiciones de pobreza reinantes en la mayoría de la población no permiten el desarrollo de políticas drásticas contra males que sufre la población; pero, pese a ello, hubo el estoicismo y coraje precisos para vencer batallas muy duras. Lo importante es que el pueblo se sienta fortalecido porque comprende en el día a día que el bien común, radicado en los espíritus saldrá airoso en lo que resulta un desafío para vencer.