viernes, marzo 29, 2024
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La mentira, arma del que no tiene razón

Una definición común y corriente para la mentira es que se trata de la alteración deliberada y consciente de la verdad, es arma de quien no tiene razón o es, finalmente, efecto o instrumento de quien busca hacer daño, causar molestia, lastimar sentimientos, engañar con falsedades sobre lo que es indigno, sucio, absurdo, contrario al bien y medio para provocar daños y herir sentimientos, pensamientos y dignidad de la parte contraria. Miente, pues, quien está en posición de hacer daño recurriendo a cualquier medio abyecto y ajeno a toda moral. Mentir es tratar de conseguir lo malo, sabiendo que así se causará más daño, que es lo más contrario al sentido común.
La mentira es un delito que se basa en la falsedad, en el engaño, en el sofisma que busca contradecir, vulnerar o prostituir lo verdadero, lo cierto, lo concreto y real, lo que no causa daño, para convertirlo en arma que destruye, altera, contamina, obstruye y busca imponer lo contrario al bien. Generalmente, quienes han poseído o buscado poderes políticos, económicos, sociales o de cualquier naturaleza, han buscado imponerse con la mentira hasta argüir el sofisma para hacer creer que se trató de disimular la falsedad, dándole el tinte o matiz de cierto o verdadero. En otras palabras, la mentira es, pues, el instrumento que muchas veces han utilizado políticos para buscar credibilidad y apoyo de posibles partidarios que sirvan a sus intereses y los engañan, les prometen y ofrecen gabelas y beneficios de toda naturaleza, pero basados en la mentira, en el engaño. La mentira es, para políticos y sus partidos, el medio que busca (y muchas veces encuentra) credibilidad, como en el caso del Referéndum del 2l de febrero de 20l6, cuyos resultados han sido claros, terminantes y definitivos sobre el rechazo a las intenciones de ser reelegido indefinidamente del político y caudillo del masismo, Evo Morales. Y así, sus partidarios, no obstante la verdad de los rechazos, han seguido en la posición de buscar apoyos y confianza de la colectividad, enfangándose cada vez más en mentiras y engaños. Por supuesto, el ex presidente sostiene la versión de haber dejado el poder por la acción de un golpe de Estado, cuando consta a todo el país que él y su camarilla huyeron, escaparon del país. Pero, como le es conveniente mentir para engañar al pueblo, busca que sus engaños convenzan sobre lo que el pueblo sabe que no es cierto, porque toda la nación –incluidos jefes y militantes del masismo– sabe la verdad y lo honesto, consciente y terminante de los hechos de 20l9.
La mentira, pues, se ha convertido en arma e instrumento de los que no tienen razón, de los que están propensos al engaño, de quienes están cegados u obcecados por sus ambiciones y no tienen moral. Lo sensible es que no siempre sirven las experiencias y se repiten los yerros y hay persistencia por aplicarlos, no obstante declaraciones en sentido de que “se obrará con la verdad y no habrá repetición de hechos pasados”. Pero todo queda en simples palabras y los hechos muestran cómo aún se busca imponer los engaños, adosados de todo tipo de mentiras que causan mucho daño al país.

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