La pandemia del coronavirus ha tomado por sorpresa a la sociedad boliviana y del mundo. Por los problemas y consecuencias que trajo este virus, uno de los sectores más afectados es la educación; pues autoridades, profesores, estudiantes y padres de familia tuvieron que aprender nuevas formas de cumplir con sus funciones.
Los profesores tuvieron que tomar cursos-talleres intensivos sobre el manejo de plataformas digitales y trabajar el doble para que sus clases virtuales fueran lo más amenas posibles. Los estudiantes aprendieron con mayor agilidad el manejo de estas plataformas, pero no entregan a tiempo sus deberes; lo peor para ellos fue estar frente a una pantalla sin poder interactuar en persona con sus compañeros y maestros. Por su parte, los padres de familia tuvieron que asumir un rol más cercano, cada vez más involucrados con la educación de sus hijos, sobre todo en primaria; en varios casos ellos tuvieron que aprender a lidiar con la tecnología y, sobre todo, dividir su tiempo entre el trabajo y brindar el mayor apoyo a los estudiantes.
Sin duda, el mayor problema en nuestra sociedad fue y es el costo que implica el acceso a internet y obtener los equipos necesarios para poder pasar las clases virtuales. Muchos tuvieron que hacer grandes esfuerzos para dar a sus retoños lo necesario.
Finalmente, queda seguir batallando con lo que se tiene, para brindar al estudiantado una buena formación académica. Las clases virtuales y el posterior retorno a clases presenciales son un reto, pero si todos los actores involucrados evitan buscar excusas y se concentran en el verdadero fin y, sobre todo, trabajan a conciencia en el papel que les toca desempeñar, será posible lograrlo.
Leticia Sirpa Rojas, profesora.