miércoles, abril 24, 2024
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Los niños de la guerra de España

Eric L. Cárdenas del Castillo

En las primeras décadas del siglo XX, España que había dejado de ser un imperio por la pérdida de sus colonias, atravesó un tiempo de aguda crisis con huelgas, paros, marchas, ataques a la Iglesia, agitación campesina, conspiraciones golpistas etc., en general pobreza, pasó por la dictadura del Gral. Primo de Rivera, la abdicación del Rey Alfonso XIII y la instauración de la II República (Abril de 1931), gobiernos de derecha y de izquierda.
El 18 de julio de 1936, los generales Mola y Franco, encabezan un levantamiento militar contra el gobierno del Frente Popular de la república, inmediatamente se organiza la defensa en especial por los obreros y estalla la guerra civil. Los militares facciosos están apoyados por los gobiernos fascistas de Mussoline y Hitler, el primero envía 120.000 combatientes en apoyo a Franco y el segundo la división de aviación “Cóndor” y cerca de 30.000 asesores.
Se dice que la guerra civil española fue la primera batalla de la segunda guerra mundial. Madrid se resiste y los insurrectos son derrotados, otras zonas son ocupadas por los fascistas que desatan el terror, en Andalucía el Grl. Queipó del Llano hace fusilar a 9.000 obreros que se resistieron, en Granada es fusilado el poeta Federico García Lorca. La brutalidad del enfrentamiento espanta al mundo.
En el mundo democrático se levanta una voz: “Morir en Madrid” y van a luchar contra el fascismo cerca de 40.000 voluntarios, así como escritores, poetas, músicos periodistas, maestros, estudiantes, intelectuales, entre ellos: Ernest Hemingway, André Malraux, Alejo Carpentier, Pablo Neruda y Vicente Huidobro (chilenos), el cubano Nicolás Guillén, los argentinos Raúl Gonzales Tuñón y María Luisa Carnelli, el peruano residente en París Vallejo y muchos otros. Los más sobresalientes intelectuales españoles están con la república entre ellos: Antonio Machado, Miguel Hernández, Garrido, María Teresa León, Rafael Alberti, León Felipe, el pintor Pablo Picasso el académico y filósofo Miguel de Unamuno y otros.
Si bien por un lado las potencias fascistas apoyaron abiertamente a los militares facciosos, las potencias democráticas como Inglaterra, Francia y Estados Unidos, se declararon neutrales y determinaron el “embargo a la venta de armas” (Winston Churchill declaró: “Una España fascista resucitada, en completa simpatía con Italia y Alemania, es una suerte de desastre. Una España comunista (…) sería otro, y muchos consideran peor” para finalmente promover el retiro de las brigadas internacionales y de los alemanes e italianos, por supuesto estos retiraron unas tropas y mandaron a otras. La Unión Soviética y México apoyaron a la república, enviando pertrechos, la URSS asistió en la medida en que los comunistas españoles se hacían cada vez más del poder.
En ese infierno que fue la guerra civil, con una crueldad sin parangón, pues no se tomaban prisioneros porque se los fusilaba, miles de personas perdieron la vida, entre ellos miles de niños, en especial por los bombardeos aéreos a las ciudades, por los aviones alemanes que experimentaban la nueva táctica de bombardear desde el aire a las poblaciones civiles, cuyo ejemplo fue la destrucción de Guernica, el día en que la población estaba de feria, (conmueve ver las fotos tomadas por corresponsales de la prensa internacional, de cientos de cadáveres de niños, unos al lado de otros, con sus pantaloncitos cortos o los vestiditos de las niñas remangados en larga fila).
Como resultado de la terrible confrontación armada entre españoles, más de 200.000 niños quedaron sin padres y sin sustento, ante ese cuadro en algunos países se organizaron comités para apoyar a los niños que fueron amparados en hogares en España, pues el gobierno español que tenía que atender la guerra, poco podía hacer por los niños abandonados que por su cantidad era difícil atenderlos y sólo los ubicó en ex iglesias y conventos católicos y otros lugares bajo la atención de maestros (en especial mujeres pues los varones estaban en el frente de batalla).
En Estados Unidos se organizó a principios de 1937 la Spanish Child Welfare Association of América y el American Friends Sevice Committee que funcionaba desde 1917, apoyaron a algunas de estas casas de acogida, en Latinoamérica se organizó en el Uruguay el Comité Nacional pro Casas para Niños en España, que recolectaba fondos y vituallas para la “Casa de la Democracia Uruguaya” que atendía en Torrente una colonia con más de medio centenar de niños. En 1937 había 167 colonias colectivas que acogieron a 8.652 niños, l9 de estas eran atendidas por el Ministerio de Educación del gobierno republicano y las otras por padrinos del exterior organizados por gente que se conmovió por la situación de los niños.
En el Uruguay fue la médico Paulina Luisi que promovió la ayuda humanitaria a los niños de la guerra española, en un discurso dijo: “Habéis imaginado…vosotros hombres y mujeres que sabéis de esta guerra atroz que destruye a España…lo que ella significa para vuestra criaturas y para vosotros mismos colocados en circunstancias iguales? Cuando estrecháis a vuestros hijos apasionadamente contra el pecho, a esas criaturas vuestras…imaginarlos lejos de vuestros besos de vuestro amparo, separados por una confusión tremenda, llamando en vano con su llanto, clamando por su madrecita querida, por el papaíto son poder encontrarlos…y en tanto tiritando de frio, con los piececitos descalzos, entre las piedras y la nieve, abandonados en el caminos solos, llevados tal vez por una mano extraña pero agitada por la misma pena, de otros hombres y mujeres del pueblo, solidarios en el dolor; abandonados pajarillos del nido en medio del camino, sucumbiendo de hambre, de frio, de terror, en la soledad de la ruta poblada de dolores?
La doctora Luisi intentó llevar de España a Uruguay a los niños del hogar apoyado por el comité uruguayo, pero se encontró con la resistencia del gobierno de su país, que más bien simpatizaba con los fascistas.
La terrible guerra civil en la España de los años treinta, en la que treinta mil niños fueron evacuados a Francia encomendados a trabajadores y obreros franceses. Cuarenta mil recogidos en Valencia, treinta mil en Alicante, cincuenta mil en Cataluña y que con decurso de la guerra aumentaron en número. Otros cientos de niños fueron embarcados de Madrid a Rusia, cuando esta ciudad quedó aislada y amenazada por el asalto armado de los militares alzados, en medio del llanto y dolor de sus madres. ¿Cuántos de esos niños volvieron a ver a sus padres, reunirse con los suyos, sentir el regazo materno o retornaron a su patria de origen? Y la angustia de las madres, de los padres que no saben si sus criaturas están todavía vivas, o vagando por el mundo, caídos sabe en qué manos, o que nunca más volverán a encontrarlos y verlos?
La guerra civil española que terminó en 1939 con el triunfo de los ejércitos de Franco que aplastó a un pueblo que luchó por su libertad y que la perdió cuarenta años de dictadura franquista, con un costo de más de un millón de individuos, miles de refugiados, sólo en las fronteras con Francia estaban quinientas mil personas que huían de la violencia fascista de los fusilamientos en masa, otros miles que buscaron asilo en países tan lejanos como los sudamericanos y México. Los más desamparados fueron los niños de la guerra, que no sabían de ideologías y guerras desatadas al calor de los intereses por dominar el mundo, pues siempre los que más padecen los excesos de los poderosos, son los más débiles, como son los niños.

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