Trueque de vacunas por “tierras raras”

Una alarmante noticia de origen semioficial estremeció y causó gran temor en la opinión pública nacional, en momentos en que en el país se agudizan problemas económicos y una crisis política de consideración, por temores del gobierno a un golpe de Estado.
Se trata de una versión, según la cual los gobiernos de Bolivia y Rusia habrían iniciado en una negociación de dos caras, por un lado, Bolivia aportaría con territorios ricos en “tierras raras” a cambio de vacunas para controlar la pandemia de covid-19, y por otro, una operación de trueque, canje o intercambio de riquezas naturales del país por vacunas.
Naturalmente, la estremecedora noticia causó malestar y temor general, pero, a fin de cuentas, esas preocupaciones no serían para tanto, ya que la negociación enunciada es prácticamente imposible a no ser que se imponga algún desvarío entre las partes contratantes que, por lo demás, sería de consecuencias inimaginables.
En efecto, en primer lugar, el actual gobierno boliviano, que representa al Estado Plurinacional, está prohibido por la Constitución de enajenar los recursos naturales de propiedad del pueblo boliviano. La disposición constitucional señala que los recursos naturales son propiedad del pueblo boliviano y no del Estado y, al mismo tiempo, esos son bienes inalienables e imprescriptibles.
En tal sentido, ese tipo de operación comercial sería un delito, lo suficientemente grave para provocar una situación política nacional de incalculables alcances.
Por otra parte, realizar esa operación comercial con base en intercambio de mercancías, sería un error de increíble magnitud, pues el sistema de trueque, además de primitivo y anacrónico, es absolutamente inaceptable en un país civilizado y significaría un retroceso gigantesco en política económica, hasta los tiempos de las cavernas y las comunidades gentilicias de hace más de veinte mil años y conservadas solo por poblaciones que aún no han salido de la barbarie, como existen todavía en algunos países que, en vez de avanzar, retroceden en el tiempo y en el espacio.
De ahí que, ante esas condiciones, la negociación es imposible, como también lo es la posibilidad de que el gobierno boliviano actual adopte medidas de esa naturaleza. Por tanto, lo que se dijo no puede pasar de ser un rumor tendencioso y no iniciativa del gobierno.