Es indudable que, en un verdadero sistema democrático, prevalece la división de poderes, por lo que cada uno de éstos funciona de acuerdo con las prerrogativas establecidas en la Constitución Política del Estado. Es decir que no es aceptable el sometimiento de algunos de ellos ante, por ejemplo, el Poder Ejecutivo. Y en el caso del Congreso de la República, en el pasado se ha contado con personas que hacían gala de sus conocimientos sobre leyes, historia o cultura, entre otros.
Lamentablemente, desde el arribo del MAS al poder en el año 2006, la ahora llamada Asamblea Legislativa Plurinacional se ha caracterizado por incorporar en su seno a los afines al masismo, sin que, en la mayoría de los casos, se haya tomado en cuenta su preparación intelectual y hasta cualidades morales para desempeñarse como representantes nacionales. Es decir, asumiendo la misión, sobre todo, de velar por los intereses del país. Por el contrario, muchos de ellos han demostrado solo inoperancia o sometimiento al partido gobernante.
Como resultado de esa falta de cuidado en la conformación del Legislativo, no han sido pocos los casos reprochables en los que han sido involucrados asambleístas del masismo. En los últimos años, a raíz de discrepancias entre masistas, han sido conocidas acusaciones contra legisladores azules por acoso sexual, borrachera, violencia verbal y física, etc. Sin que, empero, hayan sido efectuadas investigaciones para sancionar drásticamente a los culpables. También con asombro la población ha visto escenas de batalla campal dentro del recinto parlamentario que debía ser, contrariamente, centro de debates sobre tantos problemas para los que se necesita soluciones con urgencia.
Sin embargo, cuando se acercan las elecciones generales de agosto y
serán elegidos 130 diputados y 36 senadores, han sido habilitados algo más de mil aspirantes a esos cargos. Entre ellos se observa al actual mandatario, ex alcaldes, analistas políticos, asambleístas en funciones y otros personajes conocidos en el ámbito político. Pero falta información sobre los demás candidatos a legisladores.
Por ello cuando se espera la etapa de debates entre postulantes a la presidencia del país, también se espera que los partidos políticos que van a participar en las elecciones generales del 17 de agosto, por respeto a la ciudadanía, elijan como candidatos a legisladores a quienes demuestren capacidad para cumplir tareas legislativas y, sobre todo, ética, a fin de no incurrir en conductas intolerables, que, desgraciadamente, han hecho que oficialistas y opositores convengan en que la Asamblea Legislativa actual es la peor de nuestra historia. Realmente son pocos los actuales legisladores que oportunamente han hecho conocer sus puntos de vista, mediante la prensa, sobre temas de interés general.
Por ello se necesita con urgencia elegir a hombres y mujeres con suficientes méritos personales y académicos para desempeñar la importante función de legislar, relegando intereses partidarios que impiden hacer los cambios anhelados por la mayoría de la población.