sábado, junio 14, 2025
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Democracias del mundo en vilo

No solo Bolivia, el mundo entero enfrenta una batalla contra el autoritarismo. En algunos países, la democracia parece ser ya solo un pasado lejano hacia el cual se desearía regresar, y a veces, en el peor de los casos, como un pasado oscuro que más bien se dejó atrás. Guerras internacionales, guerras civiles, el marxismo cultural y un progresismo distorsionado son la característica de un tiempo en el que muchas sociedades ensalzan a autoritarios o líderes mesiánicos, tanto de izquierda como de derecha. Estas tensiones pueden desembocar, en el corto, mediano o largo plazo, en un conflicto armado de gran escala.
La tensión en India o Pakistán eleva el riesgo de que se desate un conflicto armado de gran envergadura, pues hay que recordar que ninguno de los dos países firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear. Hoy existen más de 50 conflictos armados en más de 90 países; alguna vez, el fallecido papa Francisco dijo que el mundo se hallaba ya en una tercera guerra mundial, pero en “pedacitos”. La ofensiva israelí a Gaza ya ha ocasionado más de 60 mil muertos, de los cuales el 70 por ciento son mujeres y niños. Por otro lado, las guerras por recursos y religión en varios países de Medio Oriente hacen de esa región una olla en ebullición que en cualquier momento puede desbordarse. Las sociedades de Yemen, Líbano (influidas por grupos de Irán) y Siria también se debaten entre la vida y la muerte de forma cotidiana. En Asia, desde hace muchos años, existen dos conflictos latentes, nunca zanjados: el de las dos Coreas, en suspenso desde el armisticio de 1953, y el de China y Taiwán.
Si la gente de Latinoamérica cree que vive en países conflictivos y violentos, no sabe de lo que habla, pues la beligerancia de los países mencionados más arriba y de otros más es mucho mayor. Pese a las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba y de los autoritarismos de países como El Salvador o Bolivia, algunos analistas geopolíticos afirman que existe una relativa paz, una relativa estabilidad que facilita el crecimiento económico. Pero también hay que considerar que esa “relativa paz” se debe tal vez al subdesarrollo de la mayor parte de los países latinoamericanos, lo cual se paga con fragilidad democrática (poderes judiciales sometidos al Ejecutivo, malos sistemas educativos o líderes populistas) y el peligro del desgobierno o del Estado fallido.
La industria bélica sigue su camino, imparable, al igual que los partidos radicales y los líderes políticos populistas. A todo ello se suman los modelos de democracia híbrida o “popular”, secundados por el postmodernismo, la izquierda internacional y el relativismo de valores que se predica en la academia. Es el cóctel perfecto para el desgaste lento, pero seguro del sistema democrático. ¿Qué le espera al mundo? ¿Países con sistemas mixtos, permeados por el capitalismo, pero con modelos políticos autoritarios y centralistas, como en China? ¿Por qué la regresión? ¿Por qué la espiral descendente en que están muchas sociedades? Esa del desarrollo integral y el progreso, cuyo camino se llama democracia, ¿era solamente una etapa y no el final del camino?

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