Por Álvaro Piqueras
Siempre hay alguien que busca la manera de perder rápidamente esos kilos acumulados por una serie de malas decisiones en relación a la alimentación y la ausencia de ejercicio.
La buena noticia es que si el objetivo no es muy ambicioso, es posible alcanzar buenos resultados. Pero si existe un evidente sobrepeso lo más probable es quesea difícil. En cualquier caso, aunque el fin estético es lícito, velar por la salud es lo que debe convertirse en el motor del cambio.
No hay remedios milagrosos ni atajos en lo que al proceso de pérdida de peso se refiere, pero si hay algunas claves que debes tener en cuenta. La primera de ellas es evitar algunos errores habituales que por regla general conducen al fracaso.
“El error más típico cuando se quiere adelgazar es buscar las inyecciones, apostar por las dietas milagro o restringir alimentos para al final, a las dos semanas, tirarlo todo por la borda porque nadie va a estar toda la vida comiendo pollo con lechuga y merluza con vainitas”, explica el médico Víctor Bravo.
Al final, es todo mucho más sencillo y lo único necesario es tener la voluntad y la determinación necesarias para poner en marcha un plan con cierto sentido. “En el fondo hay que ir paso a paso y es muy fácil. En lo que se refiere al ejercicio, Lo ideal es dar 10.000 pasos al día y organizar el tiempo para entrenar entre dos y tres veces a la semana media hora. Tampoco hay que buscar la perfección”, asegura el especialista.
“Y en cuanto a la alimentación, sucede exactamente lo mismo: hay que comer la cantidad de lo que necesitamos sin prohibir alimentos y darnos un margen de error del 20 por ciento porque eso es lo que nos va a permitir ser constantes a largo plazo”, refiere el endocrinólogo.
Si abandonamos el sedentarismo y ajustamos un poco las cantidades de comida (saludable) lo normal es que más pronto que tarde comencemos a notar resultados. En función de cuál sea el punto de partida y de nuestras circunstancias -también intervienen factores como la edad o el sexo-, estos llegarán con mayor o menor rapidez. Puede que no sea ahora, pero nunca es tarde.