Por. Equipo editor
Recordemos que…
La fiebre es también conocida como pirexia, es un aumento temporal de la temperatura corporal, generalmente como respuesta del cuerpo a una enfermedad o afección. Se considera fiebre cuando la temperatura oral es de 38°C (100.4°F) o superior. Esta elevación de la temperatura es un mecanismo de defensa natural del organismo.
Tipos de fiebre
Desde una perspectiva clínica, podemos clasificar la fiebre de varias maneras.
- Según su magnitud
- Febrícula. Se refiere a una elevación ligera de la temperatura corporal. Generalmente, consideramos que está en el rango de 5 grados Celsius a 38 grados Celsius (aproximadamente 99.5 grados Fahrenheit a 100.4 grados Fahrenheit). La febrícula a menudo se asocia con infecciones virales leves, como un resfriado común, o con procesos inflamatorios menores en el cuerpo.
- Fiebre moderada. Cuando la temperatura se eleva un poco más, situándose entre 38 grados Celsius y 39 grados Celsius (aproximadamente 100.4 grados Fahrenheit y 102.2 grados Fahrenheit), hablamos de fiebre moderada. Este nivel es común en muchas infecciones respiratorias, como la gripe (influenza) o algunas formas de neumonía.
- Fiebre alta (pirexia). Una temperatura que supera los 39 grados Celsius (aproximadamente 102.2 grados Fahrenheit) se considera fiebre alta o pirexia. Este nivel puede ser indicativo de infecciones más severas o procesos inflamatorios importantes y generalmente requiere una evaluación médica más cuidadosa.
- Este es un nivel de fiebre muy alto, por encima de los 41 grados Celsius (aproximadamente 105.8 grados Fahrenheit). La hiperpirexia es una situación grave que necesita atención médica inmediata, aunque no es tan común en las infecciones respiratorias típicas.
- Según la perspectiva clínica del patrón temporal
- Fiebre continua. La temperatura corporal se mantiene elevada por encima de lo normal durante todo el día, con fluctuaciones mínimas, generalmente menores de un grado Celsius. La temperatura no regresa a valores normales en ningún momento. Un ejemplo clásico, aunque no exclusivo de infecciones respiratorias, podría ser la fiebre observada en algunas neumonías lobares.
- Fiebre remitente. La temperatura permanece elevada por encima de lo normal, pero presenta fluctuaciones mayores de un grado Celsius a lo largo del día. Sin embargo, a diferencia de la fiebre intermitente, la temperatura nunca regresa a los valores normales. Este patrón es común en muchas infecciones, incluyendo varias infecciones respiratorias.
- Fiebre intermitente. La temperatura se eleva por encima de lo normal durante ciertas horas del día y luego regresa a valores normales en otros momentos. Dentro de la fiebre intermitente, podemos encontrar subtipos como.
- Fiebre terciana. Los picos de fiebre ocurren cada 48 horas (por ejemplo, día 1 con fiebre, día 2 sin fiebre, día 3 con fiebre). Clásicamente asociada a la malaria causada por Plasmodium vivax y Plasmodium ovale.
- Fiebre cuartana. Los picos de fiebre ocurren cada 72 horas (por ejemplo, día 1 con fiebre, días 2 y 3 sin fiebre, día 4 con fiebre). Clásicamente asociada a la malaria causada por Plasmodium malariae.
- Fiebre héctica o séptica. Caracterizada por picos altos de fiebre seguidos de descensos bruscos, a menudo acompañados de escalofríos y sudoración profusa. Puede verse en infecciones graves con bacteriemia o formación de abscesos.
- Fiebre recurrente. Se caracteriza por episodios de fiebre que duran varios días, alternando con períodos de uno o más días sin fiebre.
- Segú su origen o causa subyacente
Desde esta perspectiva, podríamos hablar de:
- Fiebre infecciosa. La causa más común de fiebre, originada por infecciones virales, bacterianas, fúngicas o parasitarias. En el contexto de mi especialidad, esto incluiría fiebres secundarias a neumonía, bronquitis, tuberculosis pulmonar, etc.
- Fiebre no infecciosa. En estos casos, la fiebre es causada por otras condiciones diferentes a una infección. Algunas de estas causas pueden ser.
- Fiebre inflamatoria. Asociada a enfermedades autoinmunes o inflamatorias como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico.
- Fiebre medicamentosa. Resultante de una reacción adversa a ciertos medicamentos.
- Fiebre neoplásica. Presente en algunos tipos de cáncer.
- Fiebre central. Causada por daño directo al centro termorregulador en el cerebro.
- Fiebre facticia. Cuando el paciente simula tener fiebre.
En la práctica clínica, a menudo se intenta determinar la causa subyacente de la fiebre para poder enfocar el tratamiento de manera adecuada. La magnitud y el patrón temporal de la fiebre pueden darnos pistas, pero el contexto clínico general y los resultados de las pruebas diagnósticas son cruciales para identificar el origen.