Si bien la educación emocional ha sido históricamente cultivada, primordialmente en el seno familiar, su importancia para el desarrollo integral del ser humano exige hoy una incorporación sistemática y consciente en los entornos educativos. El desarrollo integral de los estudiantes es una prioridad en educación, no se puede lograr plenamente sin considerar su educación emocional. Esto subraya la importancia de diseñar e implementar propuestas y programas educativos destinados al desarrollo de la Inteligencia Emocional. Para llevar a cabo estas iniciativas, es necesario disponer de herramientas de evaluación que permitan identificar las necesidades emocionales, con el propósito de guiar las acciones hacia el fortalecimiento de sus competencias emocionales.
Se propuso un modelo teórico de Inteligencia Emocional compuesto por nueve dimensiones, donde se analizó la fiabilidad y la validez de contenido. La validez de contenido fue sustentada a través de la fundamentación teórica y el juicio de expertos, la fiabilidad a través del cálculo del Alpha de Cronbach. Por todo ello, se puede afirmar que el instrumento reúne las propiedades psicométricas suficientes para ser un instrumento de evaluación válido y fiable para el estudio de la Inteligencia emocional en contextos educativos, pudiéndose utilizar por docentes como instrumento de screaning para conocer el nivel de partida de estudiantes y así guiar la propuesta educativa para el desarrollo de competencias emocionales.
Los programas para el desarrollo de la Inteligencia Emocional, como cualquier acción educativa, deben perseguir objetivos, tratar contenidos y disponer de un sistema de evaluación. Este trabajo se inserta dentro de la evaluación de la Inteligencia Emocional (IE) y concretamente de la evaluación inicial, que sirve para conocer el nivel de partida o las necesidades que presentan los estudiantes. Así como instrumento que guiará las acciones para el desarrollo y adquisición de competencias emocionales. Se ha evidenciado dificultades y escasos conocimientos en este ámbito y concretamente en su evaluación (Bharti y Ashutosh, 2022). La IE y su evaluación debería abordarse en la formación del profesorado (Pandey, 2023). Muchos docentes solicitan orientación sobre cómo evaluar el nivel de IE de sus estudiantes, con el fin de guiar las acciones vinculadas con la educación emocional. La evaluación de la Inteligencia Emocional de los estudiantes por parte de sus docentes es crucial, pues impacta significativamente en el aprendizaje y el comportamiento.
Los resultados atienden al objeto de estudio, que fue el diseño y validación de un instrumento de medida de la IE en contextos educativos, fundamentado teóricamente y definido operativamente. Podemos afirmar que el modelo propuesto de evaluación de la IE es relevante empíricamente para ser utilizado como herramienta de evaluación de forma válida y confiable. La consistencia interna demuestra ser adecuada, presentando características técnicas de fiabilidad global y por dimensiones altas, lo que facilita la aplicabilidad en el contexto educativo.
De este modo las nueve dimensiones propuestas en el modelo permiten medir diferentes aspectos relacionados con la IE en relación con su planteamiento teórico, fortalecido por estudios previos, mostrando buena validez de contenido, avalada por el rigor del modelo teórico y en las valoraciones que el grupo de expertos realizó durante el diseño de la escala. Consideramos que el estudio aporta, no solo evidencia empírica, sino también un instrumento que permite establecer el nivel de partida de los estudiantes con el fin de guiar la práctica de acciones encaminadas al desarrollo de habilidades emocionales, al igual que información sumativa sobre el nivel de desempeño emocional alcanzado.
El instrumento permite conocer el nivel global de IE y distribuir a los sujetos con base en los percentiles en cuatro grupos: IE baja, IE media, IE alta y sujetos con IE muy alta. También permite establecer una puntuación perfil para cada sujeto en función de las nueve dimensiones que evalúa. Esta información ayudará a guiar al profesorado en el desarrollo de acciones o intervenciones cuyo objetivo sea el desarrollo de aquellas dimensiones en las que se encuentren más necesidades de intervención. Su aplicación en contextos educativos puede repercutir en la mejora de los sistemas de evaluación ya que puede adaptarse al contexto aula, proporcionando a los docentes información desconocida sobre sus estudiantes.
En síntesis, el instrumento propuesto contribuye al estudio de la evaluación de la Inteligencia Emocional de manera relevante, tanto desde el punto de vista teórico como por sus características psicométricas relativas a su validez y fiabilidad. Además, la consistencia del instrumento obtenida a través del α de Cronbach y la estructura dimensional propuesta, y acorde a nuestro objetivo de estudio, se puede afirmar que contribuye al campo científico del estudio de la medida de la evaluación de la Inteligencia Emocional en contextos educativos, con un instrumento de medida multidimensional, válido y fiable.