Queridos lectores, en la región latinoamericana son varios productos de estación que podemos utilizar para realizar nuestras recetas, es así que continuamos nuestro viaje culinario; en esta ocasión viajamos hasta Paraguay, encontrándonos con su rica geografía, donde confluyen la tierra roja, la selva y los ríos, nace uno de los platos más emblemáticos de su gastronomía: la sopa paraguaya.
Su nombre desconcierta al extranjero, no es una sopa líquida, sino una especie de pastel salado horneado, denso, húmedo y lleno de historia. Como toda cocina viva, su origen está envuelto en relatos orales, pero la versión más difundida señala que se remonta al siglo XIX, durante el gobierno de Carlos Antonio López, cuando su cocinera se habría equivocado en la proporción de agua al preparar una sopa tradicional, y para no desperdiciar, horneó la mezcla. Así nació esta «sopa sólida», que hoy es símbolo de identidad nacional.
El corazón de la receta original es la harina de maíz blanca, un ingrediente profundamente vinculado a las culturas guaraníes y al alma rural del Paraguay. Pero esta versión de temporada se enriquece con dos protagonistas frescos del momento: el choclo tierno y la cebolla dulce. Ambos ingredientes aparecen en su mejor expresión en abril y mayo, en plena transición estacional en el Cono Sur. El choclo, recogido en su punto lechoso, aporta humedad, dulzura natural y una textura cremosa. Por su parte, la cebolla dulce, cultivada en suelos ricos de regiones templadas, se vuelve más suave al cocinarse, casi caramelizada, sin perder su carácter.
Es entonces, queridos lectores, que desde el punto de vista nutricional, la sopa paraguaya ofrece una combinación valiosa:
La harina de maíz aporta energía sostenible, libre de gluten, con presencia de fibra y carotenoides.
El choclo fresco, rico en vitaminas del complejo B y azúcares naturales, mejora la digestión y regula el sistema nervioso.
El queso fresco, junto con los huevos, complementa la proteína vegetal con aminoácidos esenciales y calcio.
Las cebollas dulces contienen compuestos azufrados con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, ideales para fortalecer el sistema inmune al inicio del otoño.
Este plato es un testimonio de cómo la cocina paraguaya honra su herencia indígena, su vínculo con la tierra y su capacidad de adaptación al paso de las estaciones. En esta versión estacional, la sopa paraguaya se transforma en una celebración del maíz nuevo y de la dulzura simple de lo que da la tierra.
¡Disfrútenlo queridos lectores!
SOPA PARAGUAYA CON CHOCLO Y CEBOLLAS DULCES
Ingredientes:
2 tazas de harina de maíz blanca fina (no precocida)
1 ½ tazas de choclo fresco desgranado (puede ser licuado ligeramente si se desea textura más suave)
3 u. cebollas dulces grandes, cortadas en pluma
5 u. huevos
200 gr de queso Paraguay, queso fresco, o feta suave (desmenuzado)
1 taza de leche entera
½ taza de nata, crema de leche, o queso crema
100 gr de manteca de cerdo o mantequilla
1 cucharilla de sal fina
Pimienta negra al gusto
(Opcional) un toque de ají molido o páprika
Preparación:
En una sartén grande, derretir la manteca a fuego medio.
Añadir las cebollas y cocinarlas lentamente hasta que estén transparentes y dulces, sin que se doren demasiado (unos 10-15 minutos).
Reservar y deja entibiar.
En un bowl grande, batir los huevos hasta que espumen.
Agregar la leche, la crema y mezclar bien.
Incorporar el choclo, la cebolla cocida, el queso desmenuzado, la sal, y pimienta.
Añadir la harina de maíz poco a poco, mezclando hasta obtener una consistencia de masa espesa pero fluida. Si queda muy espesa, puede ajustar con un poco más de leche.
Precalentar el horno a 180°C (350°F).
Verter la mezcla en una fuente para horno previamente engrasada o forrada con papel manteca.
Hornear durante 40-50 minutos o hasta que esté dorada por encima y firme al tacto. Al insertar un palillo, debe salir seco.
Servir:
Dejar enfriar 10 minutos antes de cortar. Se puede comer tibia o a temperatura ambiente
Nota: Puede acompañar con hierba mate.
Queridos lectores hasta la próxima cucharada de sabiduría gastronómica y no olviden que:
“La gastronomía hecha con amor, física, química y biológicamente sabe mejor”
Chef Franz R. Arandia Belmonte
Gastrónomo Profesional e Investigador Gastronómico
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