El Jisk’a Anata mostró en su recorrido por el centro de la ciudad de La Paz la riqueza de la cultura nacional. Baile, música y alegría marcaron la tradicional entrada folklórica que tuvo la participación 76 fraternidades y cerca a 20.000 danzarines.
Danzas como ch’utas, caporales, chacarrera, tobas, kallawayas, tarqueadas, chobena, diablada, entre otras hicieron su paso por todo el recorrido que comenzó en la avenida Montes y concluyó en la avenida Simón Bolívar.
Esta entrada fue inclusiva porque las fraternidades contaban con fraternos o músicos con discapacidad física o visual.
“La entrada tuvo una esencia autóctona, buscamos recuperar el Carnaval de antaño. Sin embargo, también se sumaron fraternidades de morenada y caporales, logrando una mezcla de expresiones culturales que enriquecen la festividad”, explicó el secretario de Culturas de la Alcaldía, Américo Gemio.
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