Parte I
Bolivia parece un pueblo adormecido, embrujado y sometido, porque nadie dice algo, añadido a que los precandidatos presidenciales todos los días nos suministran mentiras y escándalos. Dicen amar y querer salvar a Bolivia, pero todos sabemos que solo aman sus bolsillos y sus intereses personales. Aquí lo único que observo es somnolencia intelectual, de parte de los precandidatos, pues en cada entrevista por medios de comunicación repiten el mismo discurso, en cada elección (tengo la experiencia, haré aparecer dólares, soy más inteligente, soy la renovación, soy la solución para la Bolivia tranca, soy verdadero opositor, etc.). Todos son lo mismo, con diferente pollera.
Es el momento para un cambio de personas y mentalidades, aquí reina un ambiente de mentiras. Parece que al pueblo enfermo de Bolivia le encanta que le mientan, que le roben y traicionen. La unidad de la clase política decadente, sin proyecto de país, es lo peor que le puede ocurrir a nuestro país. A pesar de que deseemos la unidad de la verdadera oposición, todavía no existe como tal. El MAS es el verdadero usurpador del país, no contento con succionar todo el gas de Bolivia, ahora quiere vender, con precio de gallina muerta, el último recurso natural estratégico que nos queda. El MAS es la antítesis de Bolivia y no existe el hombre de moral superior que pueda sacar de la crisis a nuestro país y si existe, ha sido aplastado por el ambiente y los medios de comunicación que siguen dando cobertura a los mismos de siempre.
Aquí todavía sigue dominando el interés propio y la corrupción generalizada, nadie se salva, eso debe cambiar. Es necesario que el pueblo sepa la verdad, que abra los ojos ante la realidad de su vida y de su situación económica. No van a remediar el problema del país, si continuamos viviendo del pasado y resucitando cadáveres políticos de antaño. Ya no estamos en el Siglo XX, ahora vivimos en la modernidad del Siglo XXI. El egocentrismo político aquí ha hecho una mala obra, se ha concentrado en comprar conciencias con dinero (Samuel, Tuto y Claure), haciendo vislumbrar una alternativa política que no existe, nos llenan de fantasía. Con esto no han hecho otra cosa que volver a todos los bolivianos dependientes del poder político y del empresarial, concentrados en unas cuantas manos o individuos con muchos intereses personales. Por esta razón el pueblo de Bolivia se siente defraudado, se encuentra desencantado de los precandidatos presidenciales y siente que la felicidad está muy lejana todavía. Bolivia perdió la cabeza, sus políticos y gobernantes perdieron el juicio, de tanto creer en sus propias mentiras. Todos ellos son irresponsables, pero se creen irremplazables.
Bolivia cree que va ser redimida, por simples estribillos, pero me pregunto: ¡Qué falsos salvadores!, velan por sus propios intereses, ya que solo tienen amor al dinero. Esos falsos salvadores tienen fama de golpeadores, actúan como tiranos en sus alcaldías, cuando fueron presidentes, en su faceta de empresarios o senadores. Me pregunto ¿quién piensa en estas cosas?