lunes, febrero 10, 2025
InicioFemenina¡Tampoco es Chairo pues!
Alasita 2025

¡Tampoco es Chairo pues!

Por Franz Arandia

En una profunda charla con el Ekeko, tomando un delicioso coctelito yungueño me contó lo siguiente:

– No pues, no se pueden olvidar los orígenes y sobrepasar la historia, es menester que estas nuevas generaciones estén conscientes de la cultura y la evolución de la misma, ¡tampoco es chairo! (sonríe) cómo lo que te acabo de decir, es muy común decirlo en referencia a que alguien quiere hacer algo que cree fácil y no lo es.

Hablando de esta evolución cultural, te cuento de primera mano lo que me pasó (suspira), antes de que los colonizadores españoles llegaran a nuestras tierras, los aymaras me rendían culto al comienzo de la época de la siembra, porque yo sólo era el dios de la fertilidad, fertilizando la tierra, los animales y las personas. ¡Me escondieron! entre sombras se realizaba mi culto y el pueblo aymara jamás me olvidó, los recién llegados trajeron un Dios y a sus santos, mi figura que se conoce hoy en día no era así, era regordete, jorobado y de gran falo fecundador, escondido detrás de los nuevos santos e imágenes que habían cruzado los mares.

Así pues, pasaron bastantes años hasta que llegó el famoso cerco a La Paz, donde mi gente no permitía que los alimentos llegaran a la ciudad, entonces los “patroncitos” sembraron en las casas choclos, habas y papas, para que no se pase la escasa leche que había se hacía queso y es cuando al juntar todos estos ingredientes nace el “plato paceño”, que claramente no lleva carne, ahora nomás comercialmente lo venden así,  y no habiendo carne la comida no tenía pues ni sabor, entonces hay otros apodos que se dieron a los paceños como Mulaphatas que significa “phatarar” del aymara rasgar con las uñas a las mulas, que morían por inanición en las calles; otro es Lipich´punku del aymara puerta de cuero, porque se tenían que hervir trozos de las puertas para darle algo de gusto a las sopas.

En medio de todo esto y a manera de estrategia, mi gente tenía que saber los planes de los enemigos, entonces algunos traspasaban el cerco para vender a escondidas productos como quesillos, maíz seco, y cambiaban una medida de platillito de maíz por una de perlas, carísimas, por cierto, unos cuantos chuños grandes por monedas de oro, y así con trigo y otros que son la base del “chairo”, que es netamente paceño, originado en este cerco y que inicialmente nace de la “gintimanka” del aymara, lo que come la gente, trascendiendo y conociéndose así por los patrones y, socialment, salvando vidas a todo nivel, como ha pasado con el plato más conocido de los vecinos brasileros. Y si apenas daban escaza comida y lo más pequeño de lo que traían de las fincas a mi gente, cubiertos menos les daban, es entonces que originalmente el chairo no se come ni con cuchara de palo, si no se “jutuchaba” del aymara que se sorbía. Soplabas un poco para enfriar la sopa espesa y girabas la “chua” o plato de barro sobre tu mano “jutuchando”.

Ahí, en el cerco es cuando me han dado a conocer pues, casi como chisme con un toque de suerte, nada de influencers como ahora, todo de boca en boca. Te cuento que un guapo mozo tenía amoríos con una de las criadas del Gobernador Sebastián de Segurola y ella oía todo de las reuniones que mantenían las autoridades y, ni corta ni perezosa, iba a contarle los planes de la ciudadanía a él, que a cambio de esa valiosa información todo le daba, comida no le faltaba. Entonces cuando le preguntaron que de dónde tenía tanta comida y ella había oído hablar de los milagrosos santos y de mi culto, entonces me endilgó su fortuna alimentaria, que gracias a mí nunca le faltaba de comer.

Entonces terminando el cerco, el Gobernador Segurola decidió que en mi honor se haga una feria anual, que inicialmente era el 20 de Octubre, en homenaje a la fundación de la ciudad española. A alguien se le ocurrió que todo lo que haya en la feria se canjease por algo en miniatura. Pasaron los años y me han cambiado, mi apariencia chata, regordete y con gran falo fue cambiada por un ser blancoide, de grandes bigotes y sonrisa eterna, algunos dicen para que me pareciera a Segurola y otros al Tata Santiago. La cosa es que ya no soy el mismo, tampoco es chairo pues (sonríe de nuevo y toma un respiro profundo)

Me han cambiado tanto de lugar como de fecha, al 24 de Enero día de Nuestra señora de La Paz. Mi feria  estuvo en la Plaza Mayor, otros años en la Alameda  (ahora El Prado), ya no se canjeaban productos, sino que se cambiaban por botones, si no me crees pregunta a tus papás, tíos o abuelitos que deben acordarse o les han debido contar. Yo me enteré que era el dios de la abundancia, cuando tomaba un yungueñito como éste, antes del almuerzo (es un coctelito característico de estas tierras, elaborado con jugo de naranja yungueña, azúcar, si necesita, y singani). Me ponían un montón de miniaturas sobre mi espalda, encima de mi poncho.

Luego pase a la plaza San Pedro, donde una elegante vendedora, doña Flora, a las 12 del mediodía encendía un cigarrillo que colocaba en mi boca diciendo que eso traía suerte y abundancia, de ahí que fumo todos los martes y viernes del año. Luego fui por todas las calles paceñas hasta que ahora me han llevado específicamente a un lugar más amplio, donde, de a poco, se está desvirtuando, porque como te cuento Chef Araña, todo era en miniatura, y te digo lo último para que sea compartido por ti y todos, algo para ser tradicional antes debe ser una costumbre, así que acostumbrémonos a cultivar conocimiento, hablen con sus papás y abuelitos, que tienen muchas historias vividas que no se pueden perder, no todo está en el celular.

¡Salud y Feliz celebración de Alasita!

–              Gracias querido Ekeko, así será. ¡Salud!

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES