La elevación de precios de artículos de primera necesidad parece ensañarse con los pobres en el país, aunque algunos digan que “se nota muy poco”. Sin embargo, muchos sienten ese efecto económico y, al parecer, aceptan con resignación lo que se presenta. Suben los precios de artículos y bienes de uso y consumo y grande parte de la población responde con lo impensado: acomoda su esmirriada economía ante la nueva situación, posiblemente comprando menos y omitiendo lo que no es de urgencia.
Son realidades que vive la población; pero, ¿por cuánto tiempo será? La pobreza se hace más latente en tanto la inflación, lentamente, crece en forma inmisericorde. Es una preocupación para el gobierno nacional: ¿qué hacer ante lo que sobrevenga? ¿Cómo encarar la inflación que parecería aún no mostrarse claramente? No se muestra en letreros comerciales, pero se la siente y afecta seriamente a la economía de cada hogar.
El alza de precios es muy preocupante, por ejemplo, cuando se debe encarar hasta la carencia de medicamentos, la que inclusive pone en apuros a quienes cuentan con seguros y se ven obligados a conseguir dinero para afecciones fuera de previsiones o cálculos. ¿Y cuánto se puede decir sobre elevación de tarifas en clínicas que cobran mucho más que hasta hace diez años?
Sería importante que las autoridades del sector económico expliquen lo que hacen para contrarrestar los efectos de la inflación que se dice no se siente actualmente. No servirán de consuelo dichas explicaciones, pero al menos se podrá deducir cómo se tratará de paliar en alguna forma los efectos de la subida de precios y tarifas, que indudablemente han sido reajustados.
Muchas veces cuando se trata de soportar las consecuencias no previstas de una subida de precios que afecta a la población, no siempre se conviene en la urgencia de adoptar remedios con éxito, considerando que los que poseen artículos de uso y consumo desean lograr mayores utilidades a costa de lo que vayan a vender con altos precios. Todo proceso inflacionario castiga a una población siempre dolida por la carencia de lo que se necesita. Por ello el gobierno y el sector de empresas privadas tendrán que adoptar medidas previsoras para evitar una mayor elevación que afecte drásticamente a la economía popular. Lo contrario podría ocasionar la reacción social por parte de los que tienen poco para hacer frente al hambre y las necesidades que vayan a presentarse.