sábado, abril 20, 2024
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El oficio del estudiante

El estudiante, en sentido estricto, es aquel que se ocupa y se preocupa de conocer las disciplinas científicas, según la ley educativa actual de nivel primaria y secundaria. Esos conocimientos se organizan en cuatro campos: Vida, Tierra y Territorio, Comunidad y Sociedad, Cosmos y Pensamiento, y Ciencia Tecnología y Producción. En efecto, el aprendiz se introduce al estudio de estos campos. A diferencia de otros oficios, en el acto de estudiar intervienen varios elementos; externos e internos; por un lado, el oficio del estudiante no se construye en soledad, sino en familia, escuela y comunidad, por otro lado, el acto de estudiar es eminentemente personal.
El estudiante siempre aprende de su entorno social, sobre todo los valores que son inherentes a la familia, escuela y comunidad. En el Siglo XXI, estamos expuestos ante el mundo digital, ergo, los valores humanos casi ya no se forman en la relación padre-hijo, profesor-estudiante. El contacto directo es sustituido por la comunicación virtual: antaño los estudiantes se conocían en el recreo, en la cancha o camino a casa, no era extraño reunirse en la casa de algún compañero para hacer tareas, hoy se conocen a través de las redes sociales. En la escuela, los estudiantes comparten juegos, ideas, planes y otros avatares entre ellos; sin embargo, estos aprendizajes transversales son trasladados cada vez más al plano virtual, cuya actividad no siempre es guiada por los padres de familia ni por los profesores. El joven adolescente ve imágenes, lee mensajes o informaciones nuevas y asimila a su modo, sin discriminar opiniones ni examinar argumentos para formar criterios propios.
Según el filósofo madrileño José Ortega y Gasset: “El estudiante es un ser humano, masculino o femenino, a quien la vida le impone la necesidad de estudiar las ciencias de las cuales él no ha sentido inmediata, auténtica necesidad”. Es decir, el estudiante recibe un bagaje de contenidos del cual él no siente la necesidad de aprender y conocer en profundidad, son los que cumplen las tareas solamente por pasar de curso, por ejemplo. No obstante, detrás de esa mirada perspicaz de la juventud emerge una caravana de ideas que necesitan ser conducidos por el camino correcto y emociones que exigen ser manifestadas con las palabras apropiadas y en el tiempo pertinente. Aquí es vital el rol del maestro, no basta que el profesor conozca su especialidad, métodos y estrategias de enseñanza para descubrir el espíritu y talento de los estudiantes, sino otras cualidades extras e inherentes a su oficio, y cuando se descubre y se motiva esa necesidad auténtica, los resultados pueden ser admirables. Un ejemplo, es la experiencia en la U.E. Irohito Urus, del distrito Jesús de Macha; donde los estudiantes en dicha institución ganaron medalla de oro en el concurso Mundial de Robótica 2022, en Guadalajara, México, cuyo invento “El Tikats anticovid”, un gato andino, fue construido con los materiales de la vida (balsas de totora), combinados con las herramientas de la ciencia moderna y, por supuesto, con la guía del docente.
Aunque hoy el entorno social de los adolescentes es totalmente distinto al mundo de las generaciones pasadas, el acto de aprender y conocer la realidad y sumergirse en el mundo de la investigación, sigue siendo una responsabilidad personal, más allá del factor externo, guía del docente o condición social. Estudiar requiere de la voluntad, disciplina, perseverancia, esfuerzo personal.

El autor es profesor en educación secundaria.

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