miércoles, abril 24, 2024
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Cunde el pánico en el chavismo

No dejan de despertar vastas sospechas las múltiples, como desproporcionadas reacciones del régimen venezolano de Nicolás Maduro, frente a la reciente extradición del ciudadano colombiano Alex Saab, desde Cabo Verde a los EEUU, bajo la acusación formulada en 2017, por la fiscal general de la República en el exilio Luisa Ortega Díaz, de ser uno de los testaferros de Maduro.

Tachando de un “secuestro” a esa detención y entrega, dichas repercusiones se tradujeron en medidas de represalia, como la aprehensión de seis funcionarios estadounidenses de Citgo Petroleum Corporation, por el servicio de inteligencia venezolano, con el mismo impudor que nuestro gobierno nos trata de engrupir con un supuesto magnicidio por parte de súbditos haitianos, que habrían actuado en el atentado contra el presidente de su país y, dirigidos por el exministro de defensa Luis Fernando López, llegaron a Bolivia para asesinar al presidente Luis Arce, quien ya se adelantó en declarar que no tiene miedo.

Con esa misma agilidad imaginativa, sería muy fácil deducir que el reciente plagio en Haití de 16 misioneros norteamericanos y un canadiense, incluidos algunos niños, hace parte de esas medidas de retaliación madurista. Es más, aplicando la elemental expresión Cui bono, del Derecho Romano, (¿Quién se beneficia?) es lógico colegir que, más que un haitiano, el mayor beneficiario del magnicidio sería un nacional que aspira recuperar la silla presidencial.

Es más, a estos actos de represalia se suma la interrupción de forma indefinida de la mesa de negociación y diálogo que se viene celebrando en México, entre el gobierno y la oposición venezolanas, bajo el auspicio del reino de Noruega, arguyendo astutamente, que el colombiano Alex Saab fue nombrado embajador y delegado oficial venezolano ante esa mesa de negociación, por lo que goza de inmunidad diplomática y, en ese carácter, no procedía la extradición.

A la luz de lo expuesto, es necesario recordar que el súbdito colombiano Saab, más que diplomático está relacionado con varias empresas, entre ellas Group Grand Limited, acusada de suministrar alimentos y víveres con sobreprecios al régimen. Según las autoridades estadounidenses él y tres hijastros de Maduro, actualmente presos en los EEUU por narcotráfico, lucraron de estas operaciones con “cientos de millones de dólares”, por lo que se enfrenta también a cargos de lavado de dinero en Florida, relacionados con su actividad como contratista del régimen de Maduro y a cargos de lavado de dinero y fraude en su natal Colombia.

Paradójicamente, Alex Saab se ha convertido en el famoso “colaborador eficaz” del Imperio, esa figura que tanto elogia la controvertida ley de ganancia ilícitas, recomendada por Maduro y recientemente suspendida por el gobierno, empero, como no hay inventor que no se lastime en su invento, esta sui generis situación creada por la extradición nos está demostrando palmariamente que el pánico está cundiendo en los cuarteles del chavismo.

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