martes, abril 23, 2024

Stefan Duppel

Nuestro invitado de lujo hoy en Cvltvral es el embajador de Alemania en Bolivia, un apasionado lector, vasto conocedor de temas culturales y, en tiempos más antiguos, un aficionado del clarinete. En esta exclusiva nos cuenta un poco sobre él y sus preferencias y, obviamente, abarcaremos proyecciones de su embajada… sean todos bienvenidos al show.

¿Con qué frase se identifica?
Me resulta difícil hacer de una sola frase un credo. Sin embargo, el lema “quien alcanza todos sus objetivos probablemente los ha elegido demasiado modestos” me convence por su mezcla de ambición y humildad.

¿Cuáles son las ocupaciones que más disfruta?
Los profundos sentimientos y las ideas que nos transmite la cultura —la música, la literatura, el teatro— conforman nuestra esencia como seres humanos, y uno nunca tiene bastante. Por otra parte, los viajes agudizan los sentidos y amplían la conciencia, por eso no pierdo nunca la oportunidad de viajar. Y para ejercitar un poco la mente, me gusta jugar al ajedrez de vez en cuando.

¿Cuáles son sus literatos favoritos?
Mi esposa es escritora, así que ¡ella es la primera de mi lista! Más allá de eso, la elección resulta tan difícil como responder a la pregunta de a cuál de los hijos quiere uno más. A la hora de realizar mi selección, me inclino por la máxima de Feuerbach de que los escritores deben ser la “conciencia de la humanidad”. En este sentido, no quisiera prescindir de Kafka, por ejemplo, en “El proceso”. Muestra al individuo moderno, quien –libre de culpa– es sin embargo culpable en un universo en el que “la mentira se convierte en la verdad del mundo”. Creo que sigue siendo una lectura muy actual en estos días de fake news. Pero, por suerte, en mis estanterías hay espacio para mucho más. En alemán, no pueden faltar los clásicos modernos como Thomas Mann, Döblin, Broch o Musil. Y ¿cómo entender el teatro moderno sin mencionar a Bertolt Brecht? También siento gran aprecio por las plumas extranjeras, desde Dos Passos a Nabokov, pasando por Camus y Cortázar. De tiempos más recientes, me vienen a la mente, por ejemplo, Roberto Bolaño y Johathan Franzen. Aunque, en realidad, vale decir que mi favorito es siempre el próximo libro, el que aún espera para ser leído.

¿Disfruta de realizar alguna actividad artística?
Mi trabajo y mi familia han ocupado la mayor parte de mi tiempo en los últimos años. Me temo que aquellos días en los que tocaba el clarinete quedan, por desgracia, ya muy lejos.

¿Qué fue lo más llamativo de Bolivia a su llegada?
Puede sonar sorprendente, pero de entrada me llamaron la atención los rostros, los rostros de la gente. En 2019 llegamos a Bolivia directamente desde el “otro extremo del mundo”, Mongolia, y sin embargo los rasgos faciales autóctonos aquí y allá son sorprendentemente similares. De acuerdo con las teorías sobre la colonización de las Américas desde Asia, esto no resulta una sorpresa. Pero es impresionante experimentar de primera mano lo cerca que estamos todos.
Ello debería ser un estímulo para que trabajemos juntos de forma aún más consciente, con el fin de proteger este mundo en el que todos vivimos.

¿Conocía el país antes de su designación?
Bolivia fue un destino expresamente elegido por mi esposa y por mí, a pesar de que no lo conocíamos y también debido a ello. Impresionantes paisajes, gran riqueza cultural, pero también los traumas de la historia: en muchos aspectos, creo que convergen aquí gran parte de los atributos que caracterizan a Latinoamérica y que la hacen única.

¿Tienen proyectados planes de intercambio intercultural y artístico entre ambas naciones?
Los lazos que unen nuestros países están muy enraizados. El diálogo entre Alemania y Bolivia en este plano fluye de muchas maneras; cabe mencionar en concreto las actividades del Goethe-Institut y los institutos culturales en Sucre, Cochabamba y Santa Cruz, los colegios alemanes y el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD). Hay, además, frecuentes intercambios entre artistas alemanes y bolivianos, como por ejemplo con la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos (OEIN) o con diversos grupos de teatro de La Paz y El Alto. Y no olvidemos que este año Alemania es el país invitado de honor en la Feria del Libro de La Paz, con un programa de actividades que espero acercarán al público boliviano a nuestra literatura.

¿Habrá la posibilidad de que en su gestión podamos conocer más del espectro cultural alemán contemporáneo?
Aunque la situación de la pandemia nos limita mucho, el trabajo continúa. Los espacios tradicionales, como por ejemplo, el “Viernes de Cine Alemán en la Cinemateca Boliviana”, siguen funcionando. Por otra parte, el “Diálogo Literario” con escritores y traductores en el marco de la Feria del Libro de La Paz es muy prometedor. Y la música no puede faltar: el Trio Artus, de Berlín, acompañará una exposición dedicada a la conmemoración de los 1.700 años de vida judía en Alemania; también confiamos en continuar apoyando la programación de música alemana a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, como hicimos durante el año Beethoven.

¿Tienen en agenda un plan becario de intercambio entre Alemania y Bolivia?
Tenemos un amplio abanico de becas y programas de intercambio académico. En este punto, me gustaría mencionar que, en cualquier caso, la educación universitaria en Alemania es en gran medida gratuita para los estudiantes de todo el mundo. Bolivia cuenta con un lectorado del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD Deutscher Akademischer Austauschdienst), que orienta a instituciones académicas y profesionales, así como a docentes e investigadores sobre las posibilidades de intercambio que ofrece mi país. Por otra parte, desde el año pasado Bolivia forma parte del “Programa Cross Culture”, una plataforma que teje redes de profesionales en los sectores cultural, educativo, científico, artístico y mediático entre Alemania y cerca de 45 países en todo el mundo.

¿Qué tanto acercamiento cultural proyecta tener, tomando en cuenta nuestras tan distintas culturas, tradiciones y rituales?
La cultura es un reflejo de las experiencias sociales más profundas, de los sueños y de los traumas que mueven a los individuos y a la sociedad. Y las crisis en todo el mundo nos enseñan que el diálogo político o la cooperación económica no son suficientes. Para entender el mundo en toda su diversidad necesitamos de la cultura. Por lo tanto, en mi opinión, una tarea importante de todo embajador es promover el intercambio cultural de la mejor manera posible.

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