Indignación y mucha preocupación ha causado la publicación que habría hecho Economist Intelligence Unit de Inglaterra y que, según lo narrado por la prestigiosa publicación Siglo 21, implicaría que nuestro país deberá ceder a Rusia tierras o territorio boliviano a cambio de las vacunas. Y es que, según convenio firmado por el gobierno, Rusia nos entregaría vacunas sin pago alguno, salvo la entrega de “tierras raras” que seguramente los rusos conocen, conjuntamente el gobierno masista, firmante del acuerdo.
La lectura de la información causa indignación, angustia y mucha preocupación porque nadie podría concebir en Bolivia que algún gobierno se preste a semejante negocio que implicaría la pignoración (venta, regalo, donación, concesión) de lo más sagrado del país, como es su territorio, a cambio de vacunas. Según Economist, el presidente Arce, luego de firmado el convenio o acuerdo con Rusia, habría expresado que hay una “cláusula de confidencialidad”, pero sin explicación al respecto. Un acuerdo o convenio que el mismo Poder Legislativo no podría hacerlo y, así fuera posible, sería conforme a lo que un Referéndum establezca, pero, dadas nuestras experiencias sobre pérdidas de territorios, nunca más será posible una transacción semejante ni a cambio de lo más urgente y preciso para Bolivia.
Que otras naciones hayan hecho negocios de trueque con Rusia u otros países, no es de interés ni competencia ni incumbencia nuestra; pero, resulta inadmisible, por ser contrario a la dignidad e integridad de nuestro país, que el gobierno haya comprometido semejante canje, especialmente si se tiene en cuenta que tanto EEUU como otros países han vendido su producción de vacunas y ni Rusia ni China han cobrado suma alguna, dejando en la nebulosa los precios y otros detalles económico-financieros que Bolivia debería conocer antes de comprometer nada. Es, pues, extraño el comportamiento ruso no solo de no haber fijado precios por sus ventas de vacunas sino, mucho más, de aprovechar una situación álgida determinada por la pandemia, para pedir territorio boliviano en canje, compensación o retribución por lo que, en estos momentos, es vital no solamente para la población boliviana sino para todo el mundo, un mundo en el que tanto Rusia como China no habrían cumplido con la vacunación total a su población, seguramente con la mirada puesta en conveniencias o negocios de magnitud que les asegure soberanía y altos intereses futuros, hasta el extremo de ocupar “tierras raras” que tal vez contengan “tesoros” inenarrables por contenidos de materias primas u otros elementos estratégicos convenientes para los rusos y los chinos.
El caso es, pues, sumamente delicado y grave; el gobierno presidido por el señor Luis Arce Catacora deberá explicar clara, concreta, amplia y responsablemente todos los pasos que se han dado antes de firmar el convenio. Por supuesto, deberá explicar sucintamente todos los detalles y pormenores de las negociaciones; por otra parte, informar claramente sobre intervención de la Cancillería y otros ministerios que, debe suponerse, actuaron en el examen y consideración del caso. Finalmente, si la información es correcta, tanto Rusia como Economist Intelligence Unit deberán explicar detalles y razones para la concreción del acuerdo o, en su caso, desmentir todo lo publicado aportando detalles y otros elementos.