Escasez de papa, mal síntoma

Ha tenido que producirse la escasez de papa en el mercado de consumo para que el Ministerio de Tierras adopte medidas para evitar la elevación de su precio. El problema se origina en la caída de producción de ese tubérculo, déficit que se estaba cubriendo con el contrabando desde Perú, donde se han presentado problemas económicos y políticos.
El ministro señaló que su despacho está importando fosfato de amonio para venta a los agricultores, abono que sufrió de precio con motivo –según el ministro– de la invasión de Rusia a Ucrania. El fertilizante costaba al alrededor de 700 bolivianos y se venderá a 280.
Resulta extraño que el Ministerio de Tierras adopte esas medidas, cuando se sabe que, para el altiplano andino, donde se originó el cultivo de ese tubérculo, la planta de Bulo Bulo debía ser la que provea el fertilizante. Así mismo, resulta extraño que se fomente el cultivo de papa cuando la época de siembra está avanzada, cuando hay carencia de semilla y los campesinos no quieren dedicarse a la tierra, debido a que la agricultura no les produce ganancia. A la vez, los indígenas han sido privados del derecho de propiedad de sus parcelas, no tienen la suficiente tierra para hacer cultivos apreciables en dos o menos hectáreas, solamente producen para abastecimiento familiar y nada para el mercado.
Se puede considerar que las medidas anunciadas, el esperado aumento de producción de papa, será insignificante debido a los problemas indicados y por la estatización de facto de la tierra, medida complementada con la prohibición a que sus milenarios propietarios puedan vender la tierra. Ese impedimento está establecido en la Constitución Política vigente, como jamás ocurrió en la historia de la sociedad aymara.
Mientras no se resuelva el problema de la tierra, por más ayudas que se realicen, no habrá algún aumento de producción (excepto de la coca). Al contrario, empeorará la situación descrita.