Por: Equipo editor
¿Qué es la caligrafía?
Es el arte de escribir con letra bella, artística y correctamente formada, siguiendo diferentes estilos; pero también puede entenderse como el conjunto de rasgos que caracterizan la escritura de una persona o de un documento.
La palabra, como tal, proviene de la voz griega “calligraphía”, que se compone de “kállos”, que traduce “hermoso”, y “gráfein”, que significa “escritura”. Por lo que la caligrafía, en este sentido, es una técnica estrictamente manual que consiste en el dibujo de los distintos signos gráficos correspondientes a las letras alfabéticas. En definitiva, el arte de hacer gráficamente bella la escritura, y el arte de hacerla personal.
El origen de la caligrafía data de hace más de 4.500 años, en China. Los chinos, en este sentido, tienen una enorme tradición en la escritura caligráfica, de allí la belleza visual de su sistema de escritura: los ideogramas. En Occidente, por su parte, la caligrafía se basó inicialmente en los signos del alfabeto latino, empleado por los monjes copistas durante la Edad Media para asentar todo el conocimiento universal sobre los pergaminos. En Oriente, por su lado, los islámicos desarrollaron su propio sistema caligráfico, basado en el alfabeto árabe.
La caligrafía tiene un estatus muy especial en Oriente, ya que el aprendizaje del arte del trazo fue la base de la formación clásica del pintor oriental, en civilizaciones donde no separan el arte de la letra y el dibujo. La cultura china concede una gran importancia a la caligrafía, los caracteres chinos son la forma más antigua conocida de escritura de los existentes hoy en día, fueron inventados por Cang Jie (hacia 2650 a.C.), y se fundamenta en la belleza visual de los ideogramas, la técnica de su realización y los preceptos metafísicos de la cultura tradicional china. Esta dio pie a la caligrafía japonesa, conocida como Shodō, considerada un arte en Japón, y se enseña como una materia a los niños japoneses durante su educación primaria, y también la coreana.
El caso de la caligrafía occidental es distinto, no había tanto una búsqueda estética, ligada a las bellas artes, sino que la caligrafía servía a los monjes copistas o a los grandes calígrafos para contribuir al prestigio de sus soberanos y sus aristócratas.
La caligrafía occidental tiene su origen es el alfabeto latino, con el que en la Edad Media escribían los monjes copistas sobre pergamino. En la misma época la cultura islámica desarrolló su propia caligrafía, basada en el alfabeto árabe, en este caso, debido a la prohibición religiosa de representar seres vivos, la caligrafía árabe se desarrolló ampliamente con carácter decorativo en la arquitectura.
A partir de la invención de la imprenta, por parte de Gutenberg, la caligrafía inicia un prolongado proceso de decaimiento en su uso. La popularización de los libros y el uso de caracteres tipográficos supusieron un impacto significativo en el abandono de la escritura caligráfica, a lo cual se vinieron a sumar inventos como el bolígrafo, las máquinas de escribir y las computadoras.
Beneficios de la caligrafía
Si bien la caligrafía tiene múltiples beneficios para el cuerpo y la mente, es considerada como una forma de meditación, y ayuda al desarrollo de un pensamiento lineal y continuo., puede presentar muchos otros beneficios, según lo explican algunos especialistas.
De acuerdo con Rodolfo y Aspacía Kusulas, cofundadores de Kous, estudio de diseño, mencionan que la caligrafía es una práctica que principalmente aporta al desarrollo de la coordinación “ojo-mano”, el cual es un factor básico para la motricidad fina. Además ayuda a la persona a ser más disciplinada y paciente, pues para mejorar en esta técnica es necesario practicar constantemente.
Se ha demostrado que la caligrafía es un remedio muy efectivo contra el estrés e incluso se considera como una forma de meditación. “La práctica requiere mucha concentración, por eso se hace meditativo ya que debes estar enfocado en lo que haces y conectar el cuerpo con la mente”, refirieron los expertos.
Toda la práctica de la caligrafía está muy relacionada con el mindfulness, el estar presente en el aquí y el ahora. El sentarte a practicar y concéntrate en cada trazo te ayudará a tener una respiración fluida y a mejorar tu postura, pues debes estar tranquilo y correctamente posicionado para lograr trazos definidos sobre el papel.
Una buena opción para practicar es sentarte a escribir lo que pasa por tu mente. Nadie puede escribir tan rápido como piensa. Entonces al concentrarte en los trazos ayudarás a tu cerebro a bajar el ritmo de los pensamientos. “La caligrafía te obliga a anticipar las letras que vienen después porque tienes que preparar la salida de la letra y conectarla con la siguiente y eso ayuda a que tengamos un pensamiento lineal y continuo”, explicaron Rodolfo y Aspacía.