Por: Equipo editor
- La patrística: el cristianismo y la filosofía
El Cristianismo sostuvo una lucha con sus rivales, durante el siglo V antes de ser proclamado como religión oficial en Grecia y Roma. La escuela Platónica no cristiana fue cerrada por decreto del emperador Justiniano en el año 529.
En este período de pugnas surgió la literatura de los apologistas y tras ella la patrística, con obras de los llamados padres de la iglesia que reemplazarón las bases de la filosofía Cristiana.
Los apologistas griegos, desde el siglo II, intentaron convencer a los emperadores que el Cristianismo planteaba cuestiones que ya habían sido expuestas por la filosofía pagana griega y que todo indicaría en que las respuestas del Cristianismo eran más cabales. Aunque no crearon sistemas filosóficos propios, los apologistas originaron diversas polémicas, que más tarde debatirían los filósofos cristianos, tales como: Dios, la creación, el mundo, la naturaleza del hombre y los fines de este.
2.1 La escolástica
Su nombre proviene del vocablo Scholásticus que significa el que enseña en una escuela. En la escuela se impartía formación en artes liberales, ramas del conocimiento que formaban el Trivio y el Cuadrivio. El Trivio estaba integrado por: gramática, lógica o dialéctica y retórica. El Cuadrivio: geometría, aritmética, astronomía y música. Con los años el término escolástica se tornaría en sinónimo de ciencia distanciada de la vida, prácticamente estéril, ajena a la observación y al experimento.
Se distinguen tres períodos en la escolástica:
Escolástica temprana
Siglos IX al XII, con gran influencia del Neo-platonismo. En su mayoría fueron realistas: Juan Escoto Erigena, San Anselmo, Pedro Abelardo. Durante este período se originaría la forma “dispuesta de los universales”, argumento antólogico de San Anselmo.
El argumento ontológico de San Anselmo (la disputa de los universales)
San Anselmo nació el año 1033 era originario de Aosta, en Piamonte (Italia), era más conocido como San Anselmo de Canterbury. Representó la figura intelectual más notable de su siglo, siendo uno de los pensadores más profundos de la Edad Media. Llamado el último padre de la Iglesia y padre de la escolástica. Fue uno de los filósofos más notables de la tradición agustiniana, quien decía: “no busco entender para poder creer, sino que creo para poder entender”.
Sus preocupaciones fundamentales eran de tipo religioso y espiritual, ya que concibe la filosofía como una ayuda para comprender la fe, pues menciona: “hay una sola verdad, la revelada por Dios, que es objeto de fe; pero la razón puede añadir comprensión a la fe y, así, reforzarla”.
La expresión “credo, ut intelligam” resume su actitud: “la razón sola no tiene autonomía ni capacidad para alcanzar la verdad por sí misma, pero resulta útil para esclarecer la creencia”.
La razón, para San Anselmo, queda situada en una relación de estricta dependencia con respecto a la fe, donde se debe intentar entender en lo que se cree, en la medida de lo posible.
Aplica la dialéctica a los datos de la teología, al tratamiento de categorías filosóficas, a los dogmas revelados (teología dogmática) y a las pruebas de la existencia de Dios (teología natural).
No hace una distinción clara entre filosofía y teología, a diferencia de Santo Tomás: la aprehensión racional debe aplicarse tanto a la existencia de Dios como al dogma de la Trinidad. El presunto “racionalismo” de San Anselmo es en realidad una actitud mental que trata de probar los misterios pero aceptando, en cualquier caso, las verdades reveladas.
Dos de sus obras más conocidas son:
- El Monologion, meditación teológico-filosófica, trata sobre las razones de la fe, donde presenta algunas pruebas de la existencia de Dios propias de la tradición agustiniana.
- El Proslogion, aquí encontramos el llamado “argumento ontológico”, que constituye la aportación más original de San Anselmo a la filosofía medieval.
Alta escolástica
Siglo XIII, considerada la época de mayor esplendor de la escolástica. Fue la época de las cruzadas y expansión de las ciudades con sus artesanos y mercaderes; y la ampliación de las publicaciones filosóficas. Los tratados científicos y filosóficos de Aristóteles, fueron adaptados a favor de los dogmas de la iglesia. La obra de Aristóteles fue el sustento filosófico de la fe Católica. Los exponentes más sobresalientes fueron: Santo Tomás de Aquino y Duns Scoto.
Escolástica decadente
Se desarrolló en los siglos XIV y XV, tuvo influencias de la corriente nominalista. Empezó a declinar porque los descubrimientos científicos empezaron a fortalecerse con mayor independencia de la religión. Además, al interior del sistema feudal se empezó a desarrollar un nuevo modo de producción y nuevas relaciones feudales. Entre sus representantes están: Guillermo de Occam y Nicolás de Autrecourt.
2.2 Características de la escolástica
Su característica más importante fue el apego a la ideología religiosa. Para ella la verdad no constituía un problema de búsqueda o de investigación autónoma, tal como acontecía con la filosofía Griega, sino, de revelación, donde se sostenía que: “la verdad ha sido revelada al hombre por medio de las sagradas escrituras a través de las definiciones dogmáticas que la comunidad cristiana ha puesto como fundamento de su vida histórica por parte de los padres y doctores inspirados o iluminados por Dios”. El hombre debía solamente acercarse a esta verdad, comprenderla en cuanto sea posible, mediante los poderes naturales y con la ayuda de la gracia y hacerla propia para ponerla como fundamento de su vida religiosa. Pero aún en esta tarea, el hombre no podía ni debía confiar en sus propias fuerzas, debía recurrir a la ayuda de otros, aquellos a quienes la iglesia reconoce como inspirados y sostenidos por la gracia divina.
Como se aprecia en la escolástica, la filosofía fue solo un medio para llevar al hombre a la comprensión de la verdad revelada. La teología se sirvió de la filosofía para sus fines propios. El interés de los escolásticos se centró en: la creación, los universales y la razón, que representaron los problemas metafísicos de la edad media.
- La creación
La creación es considerada como el primer problema metafísico de la edad media, del cual parten los demás. La explicación acerca de la creación de la naturaleza no siempre era la misma. En los primeros siglos de la edad media los escolásticos sostenían que: “la creación es creación de la nada, mediante la intervención de Dios. Dios no hace el mundo con una materia previa, sino que lo crea y lo pone en existencia. La existencia del mundo no basta a sí misma, necesita de Dios para no caer en la nada, es decir, Dios está creando continuamente el mundo”. Pero en el siglo XIX y XV, los llamados Nominalistas, sustentaban que: “no es indispensable que Dios esté creando en forma continua el mundo, ya que el ser que se da desde el comienzo de su creación es suficiente para su subsistencia. El mundo una vez creado puede existir sin más, abandonado a sus propias leyes, sin la intervención directa y constante de la divinidad”.
- Los universales
Los filósofos de la edad media discutieron insistentemente sobre el significado de los llamados conceptos universales, y se preguntaban constantemente: ¿Existen realmente los universales?, ¿son simples palabras que surgen detrás de las cosas?, ¿los universales son cosas?
La lucha en torno al problema en referencia, condujo a la formación de dos interpretaciones diferentes, por un lado los realistas y por el otro los nominalistas.
Los realistas. Siguiendo a Platón sostenían que los conceptos universales eran reales, aún antes de las cosas singulares.
Los nominalistas. Aparecen en oposición al realismo, afirman que los conceptos universales son meras palabras; y por consiguiente anteriores a las cosas.
4.1 La razón
Los filósofos medievales trataron de adecuar la razón humana al pensamiento teológico, sin embargo se encontraron con una problemática respecto a la filosofía clásica Griega, en la que razón como fundamento del filosofar, debía ser libre y autónoma.
Como la verdad era un asunto de revelación, la razón solo sirvió para ayudar a interpretar los datos de la revelación y llegar a un conocimiento teológico. La fe, ocupó el nivel más alto de la jerarquía del conocimiento durante esta época; el fundamento de toda realidad, estuvo absolutamente arraigado en Dios.