Capítulo 1: un inicio prometedor
Cuando los guionistas Bill Holderman y Erin Simms escribieron y produjeron Cuando Ellas Quieren en 2017, no imaginaron cuán revolucionaria sería. Basada en un hecho de la vida real, cuando Holderman y Simms decidieron enviar a sus madres un ejemplar de Cincuenta sombras de Grey, la novela romántica sadomasoquista de E.L. James, que en esa época era un best seller arrollador, lo más provocativo de su primera película —protagonizada por las leyendas de Hollywood Diane Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen— no fueron las abiertas conversaciones sexuales que mantenían las mujeres (aunque ciertamente era divertido verlas): fue que podía hacerse una película de un gran estudio con cuatro protagonistas femeninas mayores de 65 años.
Este tipo de ensamble artístico era tan raro que la mayoría de ellas nunca habían tenido la oportunidad de actuar juntas, a pesar de conocerse desde hacía cincuenta años en algunos casos. “Cuando piensas en cómo están estructuradas las películas, lo más frecuente es que haya una sola protagonista y cada una de estas cuatro actrices siempre sea la protagonista de la película”, dice Simms. “Incluso bromean acerca de todos los colegas actores en pantalla a quienes conocen desde hace años que, a pesar de compartir la experiencia de contar con carreras largas y exitosas, es sorprendente pensar que nunca llegaron a trabajar juntos de esta manera”.
Y gracias a este aprecio mutuo fuera de la pantalla, su conexión al frente de ella fue fácil e inmediata. “Creo que parte del dilema es que somos cuatro personas muy diferentes. No nos parecemos en algunos aspectos”, señala Steenburgen. “Pero en lo más profundo, en términos de profesionalidad, cariño y amor por la actuación y el oficio de ser actrices, tenemos muchas cosas en común. La química estuvo presente desde el primer día”.
La película recaudó más de $100 millones de dólares en la taquilla y al público evidentemente le encantó ver a estos íconos juntos, en gran medida, debido a lo tan bien que la pasaron durante su rodaje. “Uno de los mayores problemas que tuvo Bill al dirigirnos, ¡es que no podía conseguir que nos calláramos! Mientras esperábamos a que se iluminara la escena, hablábamos y hablábamos y hablábamos. Le resultaba difícil conseguir que dejáramos de hablar y nos pusiéramos a trabajar”, relata Fonda. Steenburgen concuerda, y agrega: “Creo que volveríamos loco a un hombre que fuera distinto a él. Disfrutamos tanto el estar juntas, que hay mucha charla. Pero somos puntuales y básicamente nos comportamos. No podemos callarnos, Bill tiene que soportarlo, y es infinitamente paciente con nosotras”.
Pero no fue sólo la novedad de ver a sus protagonistas juntas lo que hizo que Cuando Ellas Quieren tuviera tan buenos resultados en taquilla; también colaboró la forma en que Holderman y Simms escribieron estos personajes, lo que las hizo sentirse especiales. En lugar de enfrentarlas —algo que nunca fue así en la experiencia de Simms con sus amigas— ellos querían escribir sobre relaciones femeninas reales, y sus estrellas respondieron al material. “Existe el viejo mito de que las mujeres siempre son competitivas y se pelean. Según mi experiencia, eso no es cierto”, dice Fonda. “Claro que hay mujeres a las que no necesariamente les caen bien otras mujeres, pero esta película muestra a mujeres que se llevan bien, se quieren y se ayudan, y eso es satisfactorio”.
Steenburgen está de acuerdo y dice que los temas de la película original en torno a la profunda amistad femenina también hicieron eco entre sus colegas. “Estos últimos años he tenido la oportunidad de escuchar a la gente que la vio, y la reacción abrumadora fue que les encantaba ver a mujeres que se preocupaban tan profundamente las unas por las otras y que estaban ahí las unas para las otras. Entre ellas eran sinceras, pero nunca groseras. Muchas de las cosas que se ven hoy en día en la pantalla pueden ser crueles o relativas a mujeres en competencia, y esto es más sobre verdaderas amistades. Tengo amistades desde hace décadas y son significativas para mí. Creo que a la gente le gustó ver eso”.
Bergen también valoró que los personajes fueran mujeres plenamente realizadas, tridimensionales, y no caricaturas. “Me encantó que mi personaje fuera una jueza del Tribunal Federal, que fuera realmente una mujer con sustancia, una mujer muy inteligente con una carrera eminente. Pero también es una mujer que sigue contando con sus amigas para liberarse y descansar de las presiones de su trabajo. Y que, además, en el fondo tiene sentido del humor”.
Aunado a lo anterior, la película es tan divertida como reconfortante. La historia presenta a cuatro amigas cuyas vidas cambian radicalmente después de leer Cincuenta sombras de Grey y deciden ir tras cosas que nunca antes se habían planteado. La magnate hotelera Vivian (Fonda) se permite ir en serio en una relación con un hombre después de una vida sin compromisos; Diane (Keaton), viuda reciente, construye una vida al margen de las necesidades de su esposo y sus hijas; la jueza federal Sharon (Bergen) busca una vida personal fuera del trabajo; y Carol (Steenburgen) llega al fondo de los problemas de intimidad en su otrora feliz matrimonio.
Fue una película que dio a cada una de las actrices historias de fondo y resoluciones igual de generosas, y que siguió dejando espacio para más. “La primera trataba más o menos de cada una de nuestras cuatro historias y sólo nos juntábamos en escenas cuando nos reuníamos en torno al club de lectura. ¡Necesitábamos más tiempo juntas!”, dice Fonda.