Muchas veces, el diario ajetreo no deja espacios para repasar lo que debe hacerse en pro de reiterar o ratificar la unidad nacional. La recomendación siempre es oportuna debido a dificultades que pudiesen ser parte del diario vivir y que no siempre encuentran los caminos certeros de corrección: unidad que se consolide y fortalezca. Como haz de voluntades inculcar en la familia lo que ha sido, a través de los años, tónico de los menores que están en formación y cuanto más fuerza haya en sus espíritus, será mejor para guiar sus virtudes.
Cada quien, en su tiempo y condición, puede y debe asentar todo lo que consolide lo que haya conseguido en pos de lo que vaya a hacer, especialmente por el cúmulo de responsabilidades que tiene en conseguir que la unidad debe seguir como parte fundamental, no sólo para consolidar lo que haya conseguido, sino para adquirir mejores condiciones de vida que en lo corporal como espiritual se precisa, no solamente en provecho personal, sino de la familia que, en resumen, es lo más importante.
El país tiene fundamentada su vida en la unidad, factor que es fuerza y esperanza; condición a la que todos nos aferramos por considerar que la unión de voluntades –conjunto de virtudes convertidas en principios y esperanzas– puede ser el ejemplo de la piedra angular egipcia que en un tiempo fue muestra y módulo para realizar las obras magnas que hoy son orgullo de la humanidad.
Sin embargo de que la unidad logró los avances vistos, la soberbia que se rebeló contra Dios, emponzoñó lo pasado, presente del planeta y la unidad fue carcomida, lenta y seguramente, como demostración de que nadie puede asumir el papel de dios de pacotilla que los hombres decidieron tener. Y Dios, pleno de caridad y amor por sus hijos, dejó hacer y dejó pasar a costa y riesgo de los mismos hombres que se muestran soberbios y petulantes. Conocedor de lo que pasaría, dejó que siga la estulticia con su reinado finito en extremo, que los hombres jueguen a los soldaditos en contra de lo Infinito que es el mismo Creador y Único Dios.
“Escape a los Andes”
Dos amigos periodistas y ambos escritores exitosos, Robert Brockmann y Raúl Peñaranda, han publicado un libro, que me deleité leyendo,...