Aquella fórmula infalible de eliminar un escándalo, creando otro que sea igual o mayor del que se quiere mitigar, de modo que éste caiga en el más irremediable olvido, ha sido siempre utilizada por dictaduras y autocracias, especialmente donde se rinde un fuerte culto a la personalidad del tirano.
Dicha artimaña no estuvo ausente del método que en Bolivia se viene utilizando desde hace 17 años, muy similar al principio médico que describe a la vacuna, como esa suspensión de microorganismos atenuados o muertos que, al ser inoculados en nuestro cuerpo, nos ayudan a la creación de los antídotos suficientes para inmunizarnos contra la misma enfermedad de la cual queremos y debemos protegernos.
Todo comenzó un 29 de enero de 2009, cuando La Paz quedó estremecida por el asesinato del joven empresario Jorge O’Connor, socio de Catler-Uniservice, empresa que firmó el 14 de julio de 2008, un contrato con YPFB para construir la Planta Separadora de Líquidos de Rio Grande, cuyo costo superaba los 86 millones de dólares y que, según Santos Ramírez, ex segundo hombre del MAS y expresidente de esa empresa estatal y quien por dicho crimen pasó 11 años en prisión, la citada planta terminó costando más de tres veces el precio señalado.
Tanto el crimen como la prisión de Ramírez, al margen de librarse de un seguro competidor político, develan un plan muy hábilmente orquestado, y llamado a distraer a la opinión pública de las consecuencias nefastas de la graciosa firma del Adendum 4 al contrato de exportación de gas al Brasil, con el que YPFB resignaba definitivamente el cobro del total de los líquidos asociados al gas exportado y cuyo valor aproximado, a precios de mercado, se situaba entre 800 y 1.100 millones de dólares anuales. El llamado Adendum 4, sólo obligó a Petrobras a pagar desde 2007, entre 100 y 180 millones de dólares anuales por tales licuables. ¡Gran regalo y muestra de complicidad al fundador del Foro de Sao Paulo, Lula da Silva!
A la luz de lo arriba expuesto, resultaría ocioso hablar de los casos de: Quiborax, satélite chino, barcazas chinas, aeropuertos de: Chimoré, Ixiamas, Apolo, San Ignacio, etc. que supusieron miles de millones de dólares para su construcción, montos muy superiores a los presupuestos de los pueblos donde fueron erigidos, lo cual nos hace llegar a la triste conclusión de que toda esa campaña perversa de desprestigio y disociación de organismos sociales, como la que se lleva contra la prensa, contra Santa Cruz y contra la Iglesia Católica, obedece a un plan continental siniestro de los famosos “socialistas del Siglo XXI” que, como en Cuba, Nicaragua y Venezuela, están suplantando sus propios delitos, con la prisión o el olvido. Algo similar a lo ocurrido en Porongo, con el asesinato de los tres policías.
Finalmente, la enorme semejanza entre los procesos de corrupción y caos por la que atraviesan los sistemas populistas continentales, aliados a las entelequias de los Foros de Sao Paulo, ahora de Puebla y el populismo del Siglo XXI, hacen patente la inminente caída de ese entramado en el que estamos inmersos en calidad de “hermanos”, un apelativo que más pareciera que lo crearon para evitar que se les mente la madre, al esconder bajo el poncho la quijada de burro que mató a Abel, en medio de este Salpicón de bribones.
