Fabian Freire
Los últimos días se han caracterizado por los eventos públicos llevados a cabo por el presidente Luis Arce. Últimamente se ha notado la cada vez más relevante presencia de los “guerreros azules” en los eventos públicos; claramente estos “guerreros azules” son una especie de milicianos del MAS y su presencia no es más que para “atemorizar” a la oposición y a la gente de a pie. Como ya es costumbre, la oposición se encuentra “atemorizada” por estas acciones, pero como ya he dicho hasta el cansancio, la oposición es pusilánime e inservible. Después de ver largamente el comportamiento, “la coreografía” y las acciones de los “guerreros azules”, puedo decir, simplemente, que me causan risa.
Es verdad, puede que la intención del MAS sea “buena” y busquen mostrar su poder, atemorizar a sus oponentes; empero si se quiere hacer una muestra de poder debe estar bien hecha e imponer respeto. Ni siquiera me atrevería a llamar a los “guerreros azules” como milicianos o militantes. Primero, un militante es alguien que cree en los ideales del partido, está listo a defenderlos y mostrar lo que vale su ideología. La militancia en nuestro país no es la de antaño, mucho se ha perdido en los últimos años en la política, está claro que los militantes del MAS no están por “amor a la camiseta”, a la patria, sino por amor al dinero. Esto es un secreto a voces, que ha sido comprobado muchas veces. Respecto a los milicianos, estos deberían causar respeto, incluso llegando al límite del temor; éstos deben estar listos para pelear todo el tiempo y mostrar su fuerza y poder ante los rivales.
Los guerreros azules y sus penosas coreografías no hacen más que causar risa y vergüenza ajena. Parece que no es una demostración de poder lo que hacen, sino más bien una especie de circo. No parece que fueran a pelear por el partido en “momentos difíciles”, sino más bien que fueran a entregarlo a la primera de riesgo. Ahora bien, está claro que la intención de mostrar a estos guerreros azules es “buena”, pero está pésimamente ejecutada. Es ver una burda copia de otros partidos políticos históricos en el mundo, como el partido comunista chino o las movilizaciones en Libia protagonizadas por el extinto Gadafi.
Si el MAS quiere llevar a cabo esta clase de movilizaciones y demostraciones de poder, deben ser intachables y muy bien organizadas. Las demostraciones públicas de los partidos políticos deben ser ejecutadas con mucha cautela y bien pensadas y organizadas; nada debe ser dejado al azar. El objetivo es que éstas salgan bien y causen gran impresión e impacto en el pueblo. Se debe mostrar al partido político como una fuerza imparable, una fuerza todopoderosa, mejor dicho, la única opción. Dicho sea de paso, se debe mostrar tal fuerza que el rival debe quedar atemorizado y provocar una moral baja.
El mejor ejemplo de cómo organizar estos actos de demostraciones públicas de buena forma fue dado por el nacionalsocialismo. Los Nazis han sido un partido que ha causado desgracia y estragos al mundo, empero, es innegable que sus actos públicos causaban gran impacto y poder. La forma en la que los Nazis organizaban sus demostraciones públicas era única, mostraban todo su poder y se mostraban como un partido listo para cualquier batalla. Cuando Hitler decidía ofrecer un discurso público, todo estaba tan bien organizado y tan bien presentado que parecía una ceremonia triunfal de los imperios más gloriosos de antaño. Si un partido quiere mostrar poder, causar furor y dar espectáculo, debe hacerlo como los Nazis.
Una ceremonia política es el mejor medio de propaganda para el partido, es la forma a través la cual un partido muestra sus intenciones al pueblo. Esperemos un día en el cual llegue un partido en Bolivia que sepa dar buenas demostraciones públicas, hechas de tal forma que causen impacto y reconocimiento por parte de la gente. En política, la imagen lo es todo, pues es a través de la impresión que se llega a la gente.