Pantalla gigante, eufórica tribuna, domingo de solaz, brezel, salchichas, botanas, tortillas de papa, vino y cerveza alemana fueron el disfrute de decenas de invitados durante el partido de infarto, protagonizado por las selecciones de Alemania y España, que se vivió en los jardines de la residencia alemana.
El embajador José Schulz dio la bienvenida a los invitados, junto a su par español Javier Gassó. Ambos resaltaron la relación de amistad existente entre las dos naciones.
Al finalizar la tarde, los diplomáticos se fundieron en un abrazo y celebraron el empate, aunque los 90 minutos fueron un manojo de nervios.
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