Parte I
Cuando se trata de elaborar nuevos planes y programas para los diferentes niveles de Educación: Primaria, Secundaria, Alternativa y Especial, consultores y especialistas van en busca de una bibliografía moderna y actualizada, con el propósito de incorporar diversas temáticas, como la robótica, mecatrónica o áreas vinculadas con las ciencias espaciales o sistemas modernos de percepción remota o teledetección. Nuestro país desde el lanzamiento del satélite Túpac Katari, en fecha 20 de diciembre del 2013, ya ingresó a la era espacial. Sin embargo, con estos conocimientos modernos y de alta tecnología, debe haber una relación estrecha desde el nivel Inicial, Primaria y Secundaria.
Por otra parte, no podemos dejar de lado los conocimientos y enseñanzas que nos da la Biblia, que es el conjunto de obras escritas por inspiración divina. ¿Qué encontramos en este precioso libro? Desde sus primeras páginas podemos leer conocimientos de la física. Así en el Génesis leemos: Y Dios dijo: “Hágase la luz y fue la luz”. Ingresamos al mundo de la física, el electromagnetismo, la mecánica ondulatoria, la física de los “quantos” de luz o fotones o al relativismo de Albert Einstein.
Es fascinante el mundo de los peces, que hoy los entendidos investigan en el campo de la “ictiología”, pues los hay de diferentes tamaños, colores, para todo gusto, incluso para criarlos en casa como mascotas que forman parte de la familia.
Ni qué decir de la botánica, cuando se lee: “todo lo que había hecho Dios era bueno”. ¿Cómo entender que, de un suelo pardo negruzco, puedan salir hermosos colores y gran variedad de flores? No en vano Jesús dijo: “aprendan de las flores que no trabajan para hacer sus vestidos: Sin embargo, ni el Rey Salomón se vistió como ellas a pesar de todas sus riquezas”. ¿No debería enseñarse en las escuelas estas lecciones de la naturaleza, como si fuera un libro abierto?
Al hablar de astronomía, la Biblia con lenguaje sencillo dice: “Y fue el día y la noche”. Hoy entendemos que esta frase se refiere a los movimientos de rotación y traslación de la tierra. A leer al patriarca Job, nos habla de las constelaciones de Orión, las Pléyades y la Osa. (Job 9:9).
Si el sistema educativo, tuviera como principio las enseñanzas de la Biblia, la formación de nuestros niños y jóvenes estaría llena de valores morales de respeto, no veríamos tanta violencia en los hogares. Hoy a diario hay más de 30 denuncias de violencia intrafamiliar, olvidando el precepto divino: “amaos los unos a los otros”. Comparte tu pan con los hambrientos. Cuánta falta hacen los valores morales, en una sociedad machista y egoísta. Cuantas veces se oye que mamás dicen a sus niños cuando los llevan al kínder: ¡Vas a comer de tu lonchera, cuando tengas hambre, no vas a compartir con nadie”!
El sabio Arquímedes no inventó la famosa “catapulta”, sino el rey Uzías, pues más de mil años antes de nuestra era, ya existían las máquinas de guerra. Crónicas 26:15 indica: “E hizo en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros, para que estuviesen en las torres y en los baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras. Y su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso”. Hay mucha ciencia en este párrafo, estamos hablando de la cinemática del movimiento parabólico, como también de la dinámica de lanzamiento de cuerpos. ¿No es esto interesante? ¿No se debería enseñar los orígenes de la ciencia a la luz de la Biblia?