Parte I
“Las universidades son los centros por excelencia donde se concentra y se difunde el conocimiento. Sin embargo, en España podemos encontrar ejemplos de cómo desperdiciamos nuestro potencial de inteligencia colectiva. ¿Podemos considerar a las universidades españolas como ejemplos de inteligencia colectiva desaprovechada?”. Así reza el texto de la consulta de un profesor de una universidad española.
La respuesta no es sencilla. Por un lado, no se puede generalizar a todas las universidades. Por otro, una sola universidad es tan diversa que tampoco se podría considerar como una unidad. De hecho, sus distintas subunidades pueden funcionar de manera diferente, desde lo más anecdótico a lo más relevante. Así, pueden coexistir infinidades de maneras de organizarse dentro de una misma universidad. Por otro lado, conocimiento e inteligencia son dos conceptos diferentes. El conocimiento sería un conjunto de datos e informaciones que se adquieren a través del aprendizaje y la experiencia. La inteligencia sería la capacidad de aplicar el conocimiento para resolver problemas complejos.
Intentemos contestar la pregunta analizando las características que definen a las universidades. Veamos también dónde se aprovecha mejor o peor el potencial de inteligencia colectiva en la comunidad universitaria.
UNA COMUNIDAD HETEROGÉNEA
La comunidad universitaria está dividida en tres categorías. Por un lado, está el PDI (Personal Docente e Investigador) compuesto por profesores funcionarios (Catedráticos y titulares de Universidad), profesores permanentes no funcionarios (contratados doctores), profesores no permanentes no funcionarios (ayudantes doctores, ayudantes y asociados) y becarios de investigación. Por otro lado, está el PAS (Personal de Administración y Servicios), compuesto por personas que se dedican a subsanar los problemas de la maquinaria burocrática de la universidad (gestión de servicios generales, de departamentos, de biblioteca, de laboratorios, de edificios, etc.). Finalmente, está el alumnado, dividido entre grado, máster y doctorado. Ello da una idea de la diversidad existente en la comunidad universitaria.
La heterogeneidad existente también se ve en los siguientes factores:
Rotación. De los tres grupos reseñados, dos apenas se renuevan y uno lo hace constantemente. El profesorado y el personal administrativo pueden permanecer décadas en el mismo espacio funcional, mientras que el alumnado rota continuamente cada pocos años.
Dimensión. El peso porcentual de los grupos dentro de la comunidad no es homogéneo, ya que el PDI y el PAS podrían suponer juntos un 10%-15% y el alumnado un 85% de la misma.
Cultura jerárquica. El PDI es muy jerárquico, el PAS un poco menos mientras que el alumnado no depende de ninguna jerarquía.
Diversidad. El PDI tiene diversidad en función de su jerarquía, el PAS tiene una diversidad algo mayor, mientras que el alumnado tiene la máxima diversidad imaginable.
Independencia. Las decisiones del PDI están sujetas a las normas de la institución, al igual que el PAS, mientras los alumnos tienen un mayor rango de opciones para compartir recursos y gestionar su carrera académica.
Libertad. Los alumnos tienen mayor libertad, ya que pueden cambiar de grado e incluso de facultad. Hasta pueden elegir asignaturas para construir sus itinerarios, por ejemplo. Ni PDI ni PAS disfrutan de tanta libertad de acción.
Al final, podemos distinguir dos grupos. Por un lado, estaría el PDI y el PAS, con baja rotación, pocos miembros, una cultura jerárquica piramidal, escasa diversidad, con poca independencia y con poca libertad en términos organizativos. Por otro estarían los alumnos, que les caracteriza una elevada rotación, un elevado número, una cultura jerárquica libre, una elevada diversidad, mucha independencia y una considerable libertad.
PROFESORES Y PERSONAL ADMINISTRATIVO NO COMPARTEN RECURSOS DE CONOCIMIENTO
Divididas en espacios estancos en distintos niveles (Universidades – Facultades – Departamentos – Institutos de Investigación – Grupos de Investigación – Áreas de Conocimiento), las mismas actividades se realizan de manera independiente sin que ninguna unidad se beneficie del conocimiento de las demás. Ello implica un esfuerzo monumental (y tantálico) por parte de todas y cada una de las unidades, que deben empezar de cero. Ello les impide aprovechar la experiencia y el conocimiento del resto.
¿Es tan difícil imaginar un sistema de inteligencia colectiva en una universidad que permita a un profesor acceder a información que procede de otro departamento de otra facultad? ¿Por qué no existen herramientas que permitan a los profesores que pertenecen a una misma área de conocimiento comunicarse entre sí? ¿Sería posible que áreas de conocimiento afines compartiesen recursos? ¿No sería conveniente que los recursos de una universidad se compartiesen para el beneficio de todos sus miembros, sean PDI, PAS o estudiantes?
Resulta paradójico que las herramientas para compartir recursos de conocimiento universitario sean redes sociales, sea Facebook, Twitter, TikTok o Instagram. Realizado de manera individual por iniciativa de los profesores, distintos materiales pedagógicos se comparten de manera no organizada, no segura y sin reglas que procedan de la institución universitaria. Muchos recursos compartidos son el resultado del esfuerzo de los individuos, no de las instituciones. Ello conlleva el desperdicio de un enorme caudal de inteligencia de los miembros de la institución. Ello ocurre en todas las universidades en España.
LOS ESTUDIANTES SÍ COMPARTEN SUS RECURSOS
Sin respaldo de las instituciones, los estudiantes sí comparten recursos. Utilizan todo tipo de herramientas para colaborar en la expansión de todo tipo de conocimiento, sean apuntes, preguntas de examen, valoraciones sobre profesores o cualquier otra información que pueda resultar de interés para cualquier otro alumno. Para ello, utilizan tanto webs especializadas como redes sociales y servicios de mensajería como WhatsApp y Telegram, organizados en numerosos grupos especializados. La utilización de herramientas para compartir información permite a los alumnos mejorar la gestión de los recursos y elegir entre innumerables alternativas de una manera más inteligente.
Esta actividad grupal se ha desarrollado a espaldas de la realidad institucional. Se trata de alter sistemas con normas propias que congregan a personas en comunidades que comparten los mismos intereses. Resulta paradójico que las instituciones universitarias no participen de esta dinámica de inteligencia colectiva que permite a sus alumnos adquirir conocimiento de una alter manera, que es diferente tanto a la metodología tradicional como a los contenidos “oficiales”.