Desde 2017, cuando concluyó la construcción de la planta de urea y amoniaco de Bulo Bulo, el gobierno del cocalero Morales estuvo dando explicaciones de por qué la planta no entraba en operaciones.
Se había pagado, al contado, los 960 millones de dólares a la empresa proveedora, que se demoraba negociando los montos de las comisiones con los funcionarios masistas, hasta llegar a acuerdos muy jugosos.
En eso perdieron muchos meses. Fue cuando comenzaron los anuncios de que la planta no entraba en operaciones porque estaba cumpliendo “paros programados”.
Nunca se explicó si esos paros eran programados por las negociaciones sobre las comisiones o porque algo fallaba en la planta. O que se trataba de la combinación de esos dos factores: cuanto mayor era el monto de las comisiones exigidas por los funcionarios del Gobierno, más se demoraba la empresa proveedora o reducía la calidad de los materiales. Es como cuando se negocia el espesor de los asfaltos: la capa resulta más delgada de lo convenido cuanto más ha pagado la empresa en calidad de comisiones.
Otro factor que demoró la puesta en marcha de la planta fueron las exigencias de los cocaleros de Morales: querían tener el monopolio en la contratación del personal y también en el transporte de la urea. Nadie podía meter las narices en una planta que fue puesta allí por Morales para sus cocaleros, ya sea porque les debía proveer del fertilizante a precio de regalo o porque debía darles la posibilidad de que sus subproductos salgan del país camuflados con la urea.
Unos chinos socios de Gabriela Zapata firmaron un contrato para construir el ferrocarril Bulo Bulo-Montero, recibieron la paga pero luego se dieron a la fuga. La Contraloría, que por esa época estaba clausurada, por supuesto que no dijo nada sobre ese contrato con los chinos.
Fue cuando entró el conflicto creado por los cocaleros-camioneros. Ellos exigieron que solo sus camiones podían llevar la urea hasta Montero y ponerla en los vagones del ferrocarril. Otros camiones de los cocaleros estaban haciendo rutas directas hasta la frontera llevando ripio de Chapare cerca de Brasil y Argentina, como han denunciado los areneros de Santa Cruz sin ningún resultado.
Finalmente, la planta superó los “paros programados” y todo lo demás: fue cuando se comprobó que tenía un costo de producción muy alto, que la hacía antieconómica, sin contar el costo de transporte hasta la frontera.
En 2018, la planta tuvo pérdidas por 21 millones de dólares, lo que provocó nuevos paros programados. En 2020 llegaron las cuarentenas, que afectaron a todos los países del mundo, pero la planta dejó de perder dinero. Gracias a Dios.
PETRÓLEO
Jeff Currie, jefe global de investigación de materias primas de Goldman Sachs, dijo ayer que el petróleo podría subir incluso por encima de los US$ 80 por barril estimado anteriormente por la empresa en su predicción para fin de año. Esto se debe a que la demanda mundial está llegando a niveles pre pandemia y ahora hay dudas sobre la velocidad con la que la producción podría aumentar para abastecerla en el cuarto trimestre.
ORO
El precio del oro en el mercado de India, el principal destino del oro exportado por Bolivia, subió en 9,8 % en el primer semestre del año comparado con el mismo periodo del año anterior. El oro es uno de los pocos metales que se valorizaron en 2020 debido al efecto de la pandemia. El mercado mundial está a la espera de estadísticas sobre el desempleo en Estados Unidos que se publicarán hoy en la tarde, si su desempleo cae, también lo hará el oro.
ZINC
La Administración Nacional de Alimentos y Reservas Estratégicas de China volvió a intervenir en el mercado de metales. El miércoles de esta semana puso un total de 150.000 toneladas de cobre, aluminio y zinc de las reservas nacionales a disposición de las empresas chinas. Anteriormente, había liberado un total de 270.000 toneladas de cobre, aluminio y zinc para tratar de combatir un alza de precios que llevó al aluminio a su nivel más alto en 10 años.
Sin gasolina
“Si pones a comunistas a cargo del desierto del Sahara, en cinco años habrá escasez de arena”, dice la frase atribuida al economista Milton Freidman. Como para comprobarlo: Venezuela, el país con la mayor reserva de petróleo del planeta, una vez más se quedó sin gasolina. Se debe a una escasez de diluyentes y la genialidad de sus administradores.
El agro al rescate
El 72 % de las exportaciones de Argentina en lo que va del año corresponden a productos agrícolas, principalmente granos y carne. Son precisamente los sectores más golpeados por las nuevas restricciones impuestas por el gobierno peronista de Alberto Fernández. Aun así, el agro es la mayor fuente de divisas para el Estado.
Baja calificación
Esta semana la calificación de riesgo Moody’s rebajó la calificación de riesgo de Perú de A3 hasta Baa1 con perspectiva estable. Esto significa que será más difícil para el país acceder a crédito en el mercado internacional de deuda soberana. Y lo que llegue a conseguir será a una tasa de interés más alta. La calificación sigue siendo buena.
Lo bueno
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Es que la economía del país está sintiendo, como todos los países del mundo, el efecto “rebote”, y creció en 8,7%, según los informes del Gobierno.
Lo malo
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Es que, por el mismo efecto, ahora Perú crece en 23 %, Chile 20 %, Colombia 14 %, Argentina 9,7 % y Brasil 9,7 %, pero sus gobiernos no hacen propaganda.
Lo feo
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Es que el gobierno de Arce se empeña en mostrar como sus logros las estadísticas de 2021 comparándolas con 2020, sin aclarar que fue el año de las cuarentenas.