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LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA TERCERA PARTE


El Sujeto y el Objeto en la Investigación

Texto original del Ph. D. Raúl Gustavo Eid Ayala

En el proceso de conocimiento se hallan frente a sí dos elementos que hacen parte, a la vez, de la estructura de la investigación como sistema. Entre estos dos elementos, que son un sujeto y un objeto, se dan relaciones de singular complejidad.

El conocimiento es siempre conocimiento para alguien, está en la conciencia de alguien; por ello se presenta como una relación sujeto y objeto, los cuales están a la vez en una permanente correlación: el sujeto solo es sujeto para un objeto y el objeto solo lo es para un sujeto. Ambos solo son lo que son en cuanto son para el otro. Pero esta correlación no es reversible. Ser sujeto es algo completamente distinto que ser objeto; la función del sujeto es aprehender al objeto, la del objeto ser aprehensible y aprehendido por el sujeto.

No podemos, pues, imaginar un conocimiento sin sujeto, sin que sea percibido por una determinada conciencia. Pero, de la misma manera, podemos decir que el conocimiento es siempre conocimiento de algo, de alguna cosa, ya sea en entre abstracto, - ideal como un número o una proposición lógica -, ya sea de un ente o un fenómeno material o aún de la misma conciencia; en todos los casos, a aquello que es conocido lo denominamos el objeto del conocimiento. La relación que se articula entre sujeto y objeto es dinámica y constante; por una parte, puede decirse que el sujeto debe situarse frente al objeto como algo externo a él, colocado fuera de sí, abandonar su subjetividad para poder examinarlo. Vista desde el sujeto, la aprehensión del objeto se presenta entonces como una salida del primero fuera de su propia esfera, una invasión en la esfera del objeto y una captura de las propiedades de éste. El objeto no es arrastrado, empero, dentro de la esfera del sujeto, sino que permanece trascendente a él; en el sujeto surge una cosa que contiene las propiedades del objeto; es la “imagen” del objeto.

El acercamiento del investigador, es decir del sujeto, hacia su objeto, puede considerarse como la operación fundamental, la esencia misma de la investigación, pues es lo que lo vincula con (a realidad, le permite conocerla.

Para que ese acercamiento y el conocimiento logrado tenga un sentido completo el investigador debe, en todo caso, volver otra vez hacia sí mismo a fin de elaborar los datos que ha recogido reinterpretando el objeto a la luz de su contacto con él. Sujeto y objeto son así dos términos que sucesivamente se oponen y se compenetran, se separan y se acercan en un movimiento que se inicia por la voluntad del investigador que desea el conocimiento, y que en realidad continúa repetidamente, hasta que aquél adquiere un conocimiento cada vez más completo y profundo sobre el objeto. En esto consiste la objetividad.

Para que el sujeto logre un conocimiento en realidad objetivo debería despojarse de toda su carga de valores, deseos e intereses, convertirse en una especie de espíritu puro, liberado de toda preocupación sicológica por la naturaleza del conocimiento que irá a obtener. Sin embargo, esto no será nunca del todo posible, pues el sujeto de la investigación es siempre un sujeto humano, y no puede dejar de serlo.

Se puede llegar, en el mejor de los casos, a utilizar instrumentos, máquinas, etc. como complementos tecnológicos en la investigación; tales elementos serán capaces de recoger datos, ordenarlos y procesarlos, sin duda. Pero lo que no serán capaces de efectuar son las operaciones propiamente epistemológicas de plantearse un problema, seleccionar el tipo de datos capaces de resolverlo, e interpretar el valor y el sentido de los datos recogidos por las máquinas.

Y es más, podríamos decir que una cierta dosis de subjetividad no solo es inevitable en un trabajo de investigación, sino que es además indispensable, ya que para querer saber algo se necesita una voluntad, una preocupación por conocer la verdad y esclarecer la duda que no puede ser sino subjetiva. Por esa misma razón no se concibe la existencia de un conocimiento llanamente objetivo y se afirma que todo conocimiento no deja de ser un producto también social y, como tal, producto de una cultura, de una época y de hombres concretos.

El sujeto de investigación

Es el individuo que asume el papel de investigador, que se adentra en el conocimiento comprensión y estudio de los objetos, fenómenos y procesos de la naturaleza y de la sociedad. Es el hombre que, condicionado social e históricamente, interroga por la ley que rige un fenómeno, por las causas que lo determinan y por las posibilidades de aplicación de sus propiedades.

El sujeto no solo conoce y utiliza los objetos sino que además los transforma, tal transformación es consciente y se traza unos fines y unos objetivos que ningún otro ser de la naturaleza podría lograr. El adoptar el papel de sujeto es la condición para dominar y llegar a conocer efectivamente el objeto. La situación contraria impide el conocimiento por cuanto se es objeto. En su condición de sujeto, el investigador es una expresión social, es decir, expresa las condiciones de conocimiento y las necesidades de la sociedad que lo produce Pero si ello es claro, también lo es el hecho de que, el sujeto de investigación, además de recibir impresiones, elaborarlas e interrelacionarlas, es capaz de crear imágenes, juicios y conceptos; es quien logra estructurar modelos y símbolos, como instrumentos de expresión de una realidad.

En suma, el sujeto es un ser activo, creador, que desborda los límites de los sentidos en la infinita riqueza de la imaginación.

El objeto de investigación

Toda investigación científica se realiza sobre un objeto^ sobre un ser existente ya sea en la sociedad, en la naturaleza inanimada o en la misma naturaleza viva. Para el físico que estudia la velocidad el objeto es el auto; para el ingeniero que estudia los procesos de flujo de un producto, el objeto es la producción; para el mercadotecnista que busca la relación de oferta y demanda el objeto es una mercancía y así sucesivamente.

Se entiende por objeto de investigación todo sistema del mundo material o de la sociedad cuya estructura presenta al hombre una necesidad por superar, es decir, un problema de investigación. Pero no hay que confundir el objeto de investigación con el problema de investigación. El objeto es el sistema donde el problema existe y se desarrolla. El problema está contenido en el objeto. Tomemos algunos ejemplos; para el médico, el paciente es su objeto de investigación, mientras que la enfermedad es el problema; para un sociólogo, las ideas de una comunidad constituyen su problema, es tanto que la comunidad es su objeto; para un economista la rentabilidad puede ser su problema, mientras que el producto es el objeto.

La teoría de sistemas permite un conocimiento más en detalle de los objetos de investigación de les más simples hasta los más complejos, y, poco a poco, el investigador tendrá que estudiar cada vez objetos más complejos, más organizados, más densos.

Se ha definido el objeto de investigación como un sistema, pero, ¿qué es un sistema? Definámoslo como un conjunto articulado e integral de partes o elementos que engendran unas determinadas cualidades, que permiten el logro de unos determinados fines. Es el caso de un motor, articulado de partes integradas, que aisladas, sin interconexión, no producirían los efectos que conocemos. La integración e interrelación de los elementos componentes del objeto, significa que la modificación o alteración de cualquiera de ellos necesariamente se manifiesta en el todo, en el objeto. Cuanto más complejo es el sistema y cuanto más alto el grado de diferenciación, tanto más compleja resulta la estructura del objeto. Todo objeto de investigación hay que considerarlo en relación e intercambio dialéctico con su medio.

El medio de su objeto de investigación lo componen los diversos objetos que le son ajenos, pero que, de una u otra forma entran en comunicación modificándolo o modificándose a sí mismos. En el ambiente del objeto existen sistemas sin los cuales el objeto no podría existir y que son imprescindibles en el análisis que se haga del objeto de investigación; se los conoce como elementos necesarios. Pero, así mismo existen otros que ejercen menos influencia y de los cuales en algunos casos se puede prescindir; a estos elementos se les llama concomitantes.

Todo objeto de investigación tiende a la renovación permanente de su estructura mediante la propiedad del auto dinamismo, lo que obliga al investigador a tener una visión dialéctica de cambio constante. Pero así como todo objeto tiende al cambio y a la renovación, también tiende a la conservación, a gozar de un carácter concreto de estabilidad en el tiempo y en el espacio. Pero hay que entender tal conservación corno un proceso, así que podemos decir que la estructura del objeto de investigación es su organización en el tiempo, y este viene a constituirse entonces en una característica del objeto de investigación.

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