Publicidad

    

El triunfo de los hombres de paz



Los Sapallas, pueblo pacífico, dedican todo su esfuerzo a la agricultura en tierras pródigas entregadas por el dios Viracocha.

Cuando Viracocha, el dios supremo de los aymaras, repartió las tierras más fértiles a los Sapallas, habitantes de la zona andina, hoy Bolivia, sus habitantes se dedicaron a la agricultura obteniendo luego pródigas cosechas, el dios también creó el lago Titicaca, para que de allí pudieran obtener abundante pesca. En la riberas de los ríos se podían encontrar sin mucho esfuerzo pepitas de oro.

A causa de todo esto, se levantó allí una ciudad próspera, los Sapallas eran pacíficos, buenos y confiados. El gobernador ordenó quemar todas las armas y disolvió su ejército, no había razón para estar armado y en situación de guerra, solamente conservaron las hondas y algunas armas ligeras para la caza. Pensaban que todos los pueblos vecinos eran amigos y vivieron por mucho tiempo en paz y armonía.

Al Norte vivía una comunidad llamada Karis y en su territorio se hallaba el monte del genio del mal. En el principio de los tiempos, cuando reinaban solamente los dioses andinos, el genio del mal se había rebelado contra Viracocha, luego de feroz lucha el genio fue derrotado y arrojado a un profundo precipicio, luego Viracocha cubrió el abismo con una enorme montaña, bajo el cual quedó su enemigo.

Los Karis sabedores de esta pelea, miraban con temor aquella tenebrosa montaña, el cual se conoce ahora como el volcán Misti. Sucedió que una noche la montaña empezó a rugir y a lanzar desde la cima chorros de fue-go líquido, después el fuego bajó por la ladera hacia la población. Lava y cenizas cubrieron totalmente la zona, las viviendas se quemaron y los animales murieron a causa de los gases tóxicos.

Entonces el jefe Kari ordenó ir en busca de otras tierras y tomando sus armas partieron resueltos, llegando al dominio de los Sapallas y los sometieron apoderándose de sus tierras. Los desprevenidos indígenas fueron tomados prisioneros, a partir de entonces serían tratados como esclavos. Los invasores se apoderaron de las viviendas y de los suntuosos templos, de los palacios y jardines, de las embarcaciones, y, sobre todo, de las cosechas y sembradíos. Los Karis se adueñaron de todo sin trabajo y sin esfuerzo.

El jefe Sapalla no pudo sobrevivir a tanta desgracia, y poco después dejó de existir. En-

tonces tomó el mando Choque, su único hijo, que todavía era un niño, quien se negó a ser esclavo y decidido abandonar el pueblo pese a la oposición de los abuelos.

Choque, libre al fin, vagó por los campos, bebía de los arroyos, como conservaba su hon-da, también cazaba para comer. Enterado el jefe Kari de la fuga de Choque, ordenó su captura, para castigarlo con azotes hasta doblegarlo. Muy pronto fue capturado luego de una afanosa búsqueda y llevado ante Kari, quien lo sentenció a limpiar los corrales de las llamas, a sembrar y cosechar maíz. Choque con altivez se negó a cumplir su sentencia y sufrió crueles tormentos, fue azotados en público hasta dejarlo casi muerto.

Su cuerpo fue arrojado a una oscura casona, donde el joven Choque curó con lo que pudo sus terribles heridas. Al verlo otra vez repuesto, el jefe Kari le ordenó volver al corral de las llamas. Choque se negó rotundamente cumplir con el trabajo, nuevamente sufrió los desgarradores azotes. Durante largo tiempo se sucedieron los castigos, pero el altivo Choque no se rindió jamás. Un día, lo visitó en su cho-za sus antiguos súbditos, le pidieron que abandone su altiva actitud y se someta como esclavo con resignación. Choque que se recuperaba de sus heridas se negó como siempre a encorvar la espalda y vivir como esclavo.

Gracias al sacrificado trabajo de los Sapallas, los Karis obtuvieron abundante cosecha y los esclavizados obtuvieron solamente las sobras. Choque nuevamente se alejó del poblado y subió a las montañas, allá, a solas se puso a tocar su pinquillo –flauta– de carrizo melancólicamente. Arriba, más allá de las nubes los dioses se conmovieron, Viracocha y Pachacamac que habían presenciado el sufrimiento del jo-ven Choque, decidieron prestarle ayuda. Con-vertido en un cóndor Pachacamac descendió de las alturas y se posó cerca del altivo joven. Ante la repentina aparición del cóndor, Choque tomó su honda para defenderse.

El cóndor le dijo que no venía a hacerle da-

ño, estaba por encargo de Viracocha para anunciarle que los dioses habían decidido ayudar a su sufrido pueblo. Apoyarlo en la lucha contra los tiranos y le dio algunas instrucciones. Choque con varios amigos de plena confianza, una noche debían subir a lo alto de una montaña donde deberán recoger la mayor parte de semillas que luego serían sembradas y al cosecharlas se verían los resultados. Luego el cóndor alzó vuelo y se perdió entre las nubes.

Apenas el sol se había perdido en el horizonte, Choque y sus amigos escalaron la montaña señalada por el cóndor, en la cima encontraron abundantes semillas, luego de llenar sus sacos bajaron en silencio nuevamente al pueblo. Llegó la época de la siembra, los Sapallas echaron en los surcos de la tierra solamente aquellas semillas. Los Karis vieron que al fin Choque se había doblegado, ya que éste participaba de la siembra con todo entusiasmo.

Al llegar la cosecha todos estaban intrigados por el tipo de fruto que darían las semillas, se precipitaron las lluvias, las plantas crecieron y dieron unos extraños frutos verdes y redondos. Los Karis se sorprendieron, pensaron que los esclavos querían halagarlos con una cosecha especial.

Mientras tanto Choque volvió a la montaña, donde tocó su pinquillo y el enorme cóndor bajó de las alturas y le dijo que esperen tranquilamente a que las plantas se marchiten y luego se podrán a recoger los frutos. Llegó el tiempo de la cosecha y los Karis ansiosos, cosecharon todos los frutos verdes para llevarlos a la cocina y darse un festín.

El cóndor, nuevamente se apareció y le dejó a Choque las últimas instrucciones. Durante la noche, bajo la luz de la luna llena, debían dirigirse al lugar de la cosecha y escarbando la tierra encontrarían unos tubérculos con una cáscara terrosa. Debían recogerlos todos y llevarlos a la cocina para su cocción, luego, al pelarlos encontraron un fruto blanco amarillento y al llevarlos a la boca les pareció exquisito, así como su blanda consistencia.

Los Sapallas llenos de júbilo, agradecieron a Choque por haberse contactado con los dioses andinos, ya no volverían a sufrir hambre ni comer solamente las sobras de los Karis. Además, decidieron tomar las armas y recuperar sus tierras y sus derechos. En tanto, los Karis que habían comido los frutos verdes de la planta empezaron a sentir vómitos y terribles trastornos en el organismo. El jefe de los malvados invasores pensó que habían caído víctimas de un envenenamiento masivo, y decidieron castigarlos con rigor. El ejército tirano, debilitado por la ingesta de este fruto fue rápidamente sometido por los Sapallas, que se sentían fuertes y animosos por alimentarse con los tubérculos.

Los Karis sobrevivientes huyeron tan rápido como pudieron, dejando en paz a los Sapallas. El misterioso tubérculo, crecido bajo tierra, que se le dio el nombre de papa o patatas, fue des-de entonces uno de los alimentos más requeridos por el hombre. En cambio, el fruto redondo y verde se la planta de la papa, contiene un veneno que científicamente se llama Solanina de efectos nocivos en el organismo.

Según la leyenda, se cree que la papa se originó en los valles y pampas andinas de Boli-via, y de allí fue llevada al resto de América y a Europa, al Asia y al África, en todos los lugares la papa es ampliamente apreciada. En cuanto a Choque, que había sacado de la esclavitud a su pueblo, vivió gobernando libre y feliz hasta su muerte.

 
Revistas
Publicidad
Portada de HOY

JPG (501 Kb)


Publicidad

Sociales

EMPRESARIOS PRESENTARON PROGRAMA SCORE

Cristina Valdés, Michael Elkin, Kurt Koenigsfest, Ronald Nostas, Philippe Vanhuynegem, Jaime Quispe y Hermo Pérez.

PRIMERA VERSIÓN DEL CAMPEONATO DE FÚTBOL "GLORIAS DEL AYER"

Mauricio Ponce, Mauricio Arraya, Ramiro Prudencio, Jorge Gutiérrez y Horacio San Martín.


Cotizaciones
1 Dólar:6.96 Bs.
1 Euro:8.05 Bs.
1 UFV:2.22451 Bs.

Impunidad
Publicidad