PAREJAS

¿Por qué fracasó tu relación?



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Obvio, la infidelidad es un obstáculo muy difícil de salvar una vez que se ha instalado en la pareja. La mayoría de las relaciones que cobijan una infidelidad terminan muy dañadas o acaban por completo. La infidelidad es una herida profunda en la relación porque, no solo implica una deslealtad sexual, sino que, la mayoría de las personas a quienes han sido infieles, sienten un hondo dolor por la mentira.

Una infidelidad es la ruptura del pacto que hicimos y al cual nos comprometimos con el otro. Es romper unilateralmente la promesa de “pertenecer” al otro, aunque tal cosa nunca pueda ser literal excepto en relaciones tóxicas o patológicas. Es cierto, no pertenecemos a nadie que no sea nosotros mismos, pero cuando afianzamos una pareja, la lealtad sexual es uno de los pilares que se espera del otro.

También es una de las promesas más difíciles de mantener si la frecuencia sexual no es la misma o hay fantasías y deseos incumplidos dentro de la sexualidad de la pareja.

La infidelidad implica una falta de confianza desde que se descubre en adelante, es una herida que puede hasta perdonarse, pero nunca olvidarse... y eso supone un cambio. Ya no se tiene la confianza del otro, se le ha dañado y se está bajo una vigilancia mucho más estrecha que puede pesar en la dinámica de pareja.

Si ya no confían en ti, te van a interrogar, van a descreer mucho de lo que digas, te van a increpar y van a sacar la infidelidad que cometiste a la superficie en las ocasiones más inesperadas.

Cualquier riña o discusión será el detonante para que tu falta vuelva al presente, no importa el tiempo que haya pasado.

Es muy difícil continuar con una relación que tiene ese freno reteniendo la posibilidad de una pareja feliz. Los reclamos continuos del otro pueden llegar a terminar con la paciencia del infiel, que una vez discutido el tema en más de una ocasión, se sentirá juzgado por su acción todo el tiempo.

¿Fue esa la causa de tu fracaso? ¿No pudieron resolver y superar una infidelidad? A pesar de haber acudido a terapia de pareja, haberse perdonado e intentado dejarlo atrás...esa sombra persigue tus días. ¿Cierto? Ahí tienes el pecado capital número 1 de la relación de pareja. 

AMIGOS Y FAMILIARES

Son, de alguna manera, el universo extendido de una pareja. Los problemas empiezan cuando se meten demasiado en la vida e intimidad de una relación. Suegras, suegros y cuñados son la primera fila enemiga cuando se incorporan a la vida de dos personas de manera obsesiva y posesiva.

Dejar que se entrometan es una falla que pueden cometer los dos miembros de la pareja o uno solo, pero como si se tratara de un virus, no cortar invasión a tiempo puede costar muy caro.

La familia constituida es la que más importa una vez que has dado el paso. Tienes que dejar de ser principalmente hijo y hermano para ser compañero y padre, en el caso de que así suceda. Cuidar tu núcleo más íntimo es primordial, DESPUÉS vienen los demás. No quiere decir que te desentiendas de tus padres y familiares, pero su rol ha cambiado Ya debes tomar tus propias decisiones INDEPENDIENTEMENTE de lo que diga tu familia natal y SIEMPRE con tu pareja.

Lo mismo pasa y sucede con los amigos. Ya no eres más una persona soltera que puede hacer y deshacer horarios y planes sin consultar al otro. Ya no hay lugar para las interrupciones inoportunas de amigos o para largas visitas que interrumpan la rutina e intimidad de la pareja. Tu casa NO es la casa de tus amigos a menos que ambos miembros de la pareja estén de acuerdo en ello. No tienes por qué abandonarlos, pero si la persona que has elegido para tu vida no se lleva bien con tu familia y amigos, debes respetar su lugar y encontrar oportunidades para reunirte con ellos sin ocasionar con ello un conflicto familiar... es decir... DE LA FAMILIA QUE HAS FORMADO.

¿Fue ese el problema? ¿Nunca pudieron navegar en solitario como una nueva familia sino que padres, madres, hermanos y mejores amigos dijeron, desdijeron, opinaron y actuaron como si tu relación fuera de dominio público? ¿Y tú lo permitiste?

He aquí el pecado capital número 2 de la pareja.

HIJOS

Son tan esperados y tan lindos cuando recién llegan. ¿Verdad? Bueno... o no. El primer problema con los hijos es que lleguen cuando uno de los dos no lo desea, o cuando ha sido forzado que aparezcan. Para tener hijos, hay que estar de acuerdo con quererlos, no se puede forzar al otro a ser padre por el propio deseo.

Si uno de los dos tiene que adoptar un rol que no desea, puede quedar resentido aun amando con locura a los pequeños que vayan llegando.

No quería ese papel, no estaba preparado o no tenía interés y la responsabilidad de ser padres en inmensa y eterna.

Puede ser también que hayan estado de acuerdo pero... una vez que los niños crecen, los puntos de vista educacionales pueden ser MUY DIFERENTES. Desde el tipo de colegio hasta los valores que se quieran inculcar en los niños. La religión o los prejuicios con la orientación sexual. La apreciación de lo que es un niño consentido o no... y, desde luego, el sentirse postergado como pareja cuando llegan los pequeños.

Es muy común olvidar, sobre todo en el caso de las mujeres, que el rol de padres no debe nunca opacar el rol de pareja, amante y compañero.

Es cierto que los hijos son un nuevo mundo que explorar y descubrir, que traen felicidad y dolores y que son el objeto de un amor ciego por parte de sus padres, pero, recuerda, NO SON LO ÚNICO.

Los hijos de parejas anteriores pueden ser un gran problema a solventar también si no se logra ensamblar una familia de la mejor manera. No hay nada peor para una pareja que el corazón dividido e inquieto del otro.

¿Pasó eso? ¿Te volcaste en tus hijos y olvidaste a tu compañero? ¿Te sentías demasiado dividido entre tus retoños y tu pareja? Ese es el pecado capital número 3 de la pareja.

DINERO

Dinero, dinero, dinero. Uno de los motores que mueven el mundo. Se supone que el dinero no hace la felicidad, pero sí que ayuda, y el que no quiera verdad esa verdad es que se tapa los ojos. No es lo mismo vivir en pareja cuando la bonanza económica ayuda en los caprichos y los gustos que cuando no alcanza y hay que hacer sacrificios. La preocupación constante por un ingreso puede terminar horadando un hogar feliz.

El amor pasa a segundo plano, aunque suene triste decirlo. Queda postergado.

Otro gran problema es el concepto que tiene cada miembro de la pareja de una economía saludable, qué y cuánto es necesario y qué prioridades hay en el gasto. Tener diferentes ideas de la economía familiar o de cómo administrar y hacer frente a pagos, ahorros y fondos de inversión termina siempre siendo un dolor de cabeza enorme.

He aquí el pecado capital número 4 de la pareja. ¿Este fue el tuyo?

COMUNICACIÓN

Creo que he escrito sobre lo importante que es la comunicación más de cincuenta veces. La comunicación es esencial. Hay que hablar con el otro de todo. De los temas difíciles y de los fáciles, de lo que se siente, por qué se siente y cómo solucionarlo. Guardar silencio, guardar secretos y rencores es solo una formula segura para el fracaso de pareja. Comunicarse a todos los niveles, el emocional, a través de la palabra, la mirada y el tacto, es uno de los pilares que sostiene toda relación.

La falta de comunicación es, en la mayoría de los casos, la madre d todos los conflictos matrimoniales. Los desacuerdos de solidifican y quedan convertidos en proyectiles que lanzarle al otro en una discusión. ¿Cuántas veces has oído o dicho eso de “¿Por qué no me dijiste esto antes?”?

Ahí tienes, el pecado capital número 5 de la relación de pareja. Y recuerda que ser callado no es óbice para ser comunicativo. Se puede comunicar de forma breve, el pecado es CALLARSE y no compartir. Es una brecha que se irá agrandando con el paso de los años y dejará a cada uno en su mundo solitario e incomunicado como dos extraños conviviendo bajo el mismo techo.

PROYECTOS Y FILOSOFÍA DE VIDA

No es algo tan abstracto e impalpable como parece. Cuando una persona crece, va teniendo sueños e ideales, cosas pendientes que quiere hacer algún día y que dan un propósito a su vida. Es muy común caer el error de hacer desaparecer estos sueños en pos del amor del otro, quedarse auto postergado por dar gusto y prioridad a la persona que amas. Pero llega un momento en que este generoso acto pasa factura, ¡y a qué precio!

Cualquier motivo que sirva para darse cuenta de que se han perdido años de la posibilidad de llevar a cabo un sueño... y será la “culpa del otro”. No compartir proyectos y filosofía, ser incompatibles en esos campos, o no permitir, valorar y ayudar al otro a cumplir sus metas personales mientras se realizan los propios, y se espera igual trato... sería el pecado capital número 6 de la pareja.

SEXO

Y, finalmente, el sexo. Es la parte más íntima de la relación de pareja, pero una de las más importantes. la sexualidad  humana es una necesidad básica como el comer o el beber, por ello, la insatisfacción en este campo puede llevarse por delante muchas relaciones de pareja.

La diferencia en el ritmo sexual, la apatía sexual, el exceso de apetito sexual, los diferentes gustos en las prácticas sexuales o los tabúes originan conflictos profundos que no siempre son fáciles de resolver y que, muchas veces, son el origen d la infidelidad.

Eso, sin olvidar que tener sexo con la pareja significa, también, comunicarse con ella a niveles emocionales mucho más intensos que los que confieren las palabras y que, una persona puede sentirse herida y poco valorada si piensa que no es deseada por su pareja.

¿Al final, fue este el pecado que te hizo fracasar en tu relación? El pecado capital número 7 de las relaciones.

 
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