Catástrofe alimentaria a la vista


 

Desde hace varios años, más propiamente desde que se puso en aplicación una política agraria de francos ribetes populistas y neofeudales, comentaristas de prensa, agrónomos y especialistas en cuestión agropecuaria han estado señalando que el país se encuentra en un proceso de inseguridad alimentaria y que se podía pronosticar, con alto margen de seguridad, que se avecinaba una etapa en la que la población boliviana empezaría a carecer de alimentos básicos. Esa apreciación se ido haciendo realidad con agravantes a medida que pasan los meses.

Esa información acaba de ser confirmada por datos numéricos presentados por dependencias del Gobierno, como el Instituto Nacional de Estadística (INE), que confirmó que el pueblo boliviano cada vez se alimenta menos de productos indígenas y, al mismo tiempo, se ve obligado a abastecerse con productos extranjeros que ingresan al país por las importaciones del Gobierno, así como de particulares y especialmente, en últimos tiempos, por vía del contrabando masivo a través de las fronteras de Chile, Perú, Argentina y Brasil.

El dato específico señala que en los últimos tres años, Bolivia duplicó sus importaciones de productos de alimentación. Efectivamente, mientras en 2010 ya se importó alimentos por la apreciable suma de más de 357 millones de dólares, el año 2014 se importó 688 millones de dólares, lo cual quiere decir que el Gobierno actual tuvo que aumentar sus gastos en 93%, cifra que es indudablemente digna de ser tomada en cuenta por el partido de gobierno e inclusive por los partidos de oposición que no dicen al respecto esta boca es mía.

Al mismo tiempo, se debe agregar que el dato numérico anterior sobre el gasto de divisas sólo hace referencia a las importaciones de alimentos que está haciendo el partido oficial que ocupa las dependencias del Estado, y no hace referencia alguna a las sumas que significan tanto las importaciones particulares y el contrabando, que giran en alrededor de otros 500 millones de dólares, indicador numérico que hace ascender el ingreso de alimentos al país, a un total de alrededor de mil millones de dólares al año, como estuvieron señalando editorialistas de prensa.

La información de tan crecidas importaciones oficiales y particulares de harina de trigo, arroz y otros tienen dos agravantes más. El primero, que señala que esas importaciones seguirán aumentando y el segundo, en particular, que es la indiferencia de varios despachos ministeriales, como los de Economía y Desarrollo Rural, que miran el asunto de la producción agrícola desde la nubes o, más propiamente, no lo toman en cuenta, en absoluto, abstraídos como están en gozar de las delicias del poder y no considerar el futuro alimenticio de la población boliviana y menos de la agricultura.

Al respecto se puede decir que en algunas esferas oficiales ha habido algunas iniciativas alentadoras, pero mientras en ese nivel se hace esfuerzos generales, en estratos inferiores de la burocracia, como ministerios, oficinas técnicas, ONGs de diverso tipo, mecanismos de reforma agraria (INRA), dependencias de pueblos originarios y comunidades, etc., se vive poco menos que un carnaval permanente, donde la consigna es “después de mí el diluvio”.

La prensa no sólo ha demostrado objetivamente la crisis agraria que sufre el país, sino también señaló las causas de las mismas y también sugirió con insistencia a las autoridades de gobierno tomar cartas en el asunto, pero no hubo respuesta positiva. Se demostró que Bolivia está siguiendo el camino de Venezuela en cuanto a alimentos se r efiere. También señaló que el talón de Aquiles de las revoluciones populistas contemporáneas se encuentra en la cuestión de la tierra y que si ese problema no se resuelve en forma prioritaria, esos “movimientos sociales” están condenados al fracaso estruendoso (como ocurrió en Rusia, Cuba, Venezuela y otros países); pero el Gobierno, nada. Tan repetidas sugerencias han caído en saco roto, lo que querría significar que o bien esas autoridades no tienen interés en la cuestión agraria o bien no existen.

TITULARES

 
Revistas

Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender
la libertad y la justicia.
Reinició sus ediciones el primero de septiembre de 1971.

EL DIARIO
Decano de la Prensa Nacional
Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa y la Asociación Nacional de Prensa.

Dirección:

Antonio Carrasco Guzmán
Presidente del Consejo de Administración

Jorge Carrasco Guzmán
Gerente General

Rodrigo Ticona Espinoza
Jefe de Redacción

"La prensa hace luz en las tinieblas
y todo cuanto existe de progreso en el mundo
se debe a su inagotable labor"...

JOSÉ CARRASCO


Publicidad
Portada de HOY

JPG (750 Kb)      |       PDF (336 Kb)



Caricatura


Sociales

DESPEDIDA EN LA EMBAJADA DE MÉXICO

Nuria Zúñiga, el embajador Héctor Valezzi y Elsa Barbery.

NUEVO DETERGENTE BOLÍVAR

Daniel Alborta, Sergio Álvarez; Yevany Valverde y Jorge Botteri, ejecutivos de Alicorp- Perú.