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Bolivia no está preparada para soportar un sismo de magnitudes

*Mayoría de las construcciones en el país no cuentan con sistemas antisísmicos en sus estructuras. *Los bolivianos tampoco estamos preparados para las arremetidas naturales que cada vez son más frecuentes.


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Lo último que piensan quienes construyen y adquieren bienes inmuebles en el mercado nacional, es que las edificaciones tengan previsiones antisísmicas, considerando hoy los grandes cambios climáticos en el mundo, algo peor, los bolivianos no estamos preparados y menos acostumbrados a simulacros constantes en caso de un desastre natural como terremotos o quizás vientos huracanados, riadas, inundaciones, incendios, deslizamientos; algo avanzamos en sequías.

Los últimos desastres naturales en el mundo, nos advierte que nadie esta salvo en la tierra, debido a que la naturaleza está tomando defensa al daño constante que infringimos los seres humanos y que al final no interesa de que región seas o país.

Las reacciones naturales, son imprevistas y no mide consecuencias de los desastres que pueden provocar entre los habitantes. Estos pueden activarse en cualquier momento y región del mundo; dañar incluso asentamientos de barrios, comunidades y ciudades.

En 1998, en el país, pudimos comprobar de la fuerza de esos desastres naturales, cuando las poblaciones de Aiquile y Totora, Sipe Sipe (1909) de Cochabamba, probaron del movimiento en la tierra. Cada año en esta región se conocen entre 60 y 70 temblores de baja intensidad, lo que implica que existen datos reales como para exigir bases antisísmicas a las construcciones sencillas o complejas.

En su momento Sergeomin, reveló que existen 11 grietas en la corteza terrestre nacional, que fácilmente pueden provocar algún “temblor” en la superficie de la tierra. Se conoce que las inversas son: Cabalgamiento Andino Principal (Cochabamba, Santa Cruz, Sucre y Tarija); Falla Matilde La Paz-Estarca (La Paz y Oruro); Falla Huarina (La Paz y llega a Oruro); Falla Huayllamarca (La Paz); Cabalgamiento Frontal Principal (Beni, La Paz, Santa Cruz, Sucre y Tarija); Falla San Andrés (La Paz, Oruro y Potosí); Cabalgamiento Altiplánico Principal Chuquitambi (La Paz y Oruro), y Sistema Falla Uyuni-Kenayami (Potosí).

Además de las cuatro fallas inversas: Falla Coniri (La Paz y Oruro); Falla Eucaplitos (La Paz y Oruro); Sistema Falla Uyuni-Kenayami (Potosí), y Falla Mandeyacua (Santa Cruz, Sucre y Tarija). La versión fue corroborada por el centro de Observatorio Sismológico de San Calixto, cuando identificó en 2012 seis zonas con amenaza sísmica y las mismas que hasta la fecha no cambiaron, están vigentes.

La primera está en La Paz; la segunda en la parte central de Oruro; la tercera en el oeste de Potosí; en el norte de Cochabamba y en el sur de Beni se ubica la cuarta; la quinta está en el sur de Cochabamba, parte de Chuquisaca y el oeste de Tarija; y la zona seis en el centro y oeste de Santa Cruz. Los datos están vigentes y por el contrario sin bien estamos expuestos a estos desastres naturales y sabemos que es así, pero las autoridades y menos los ciudadanos asumen las previsiones del caso como exigir que las nuevas construcciones de departamentos que aparecen como hongos en la ciudad tengan sistemas antisísmicos en sus estructuras y complementar con campañas de simulacros de manera periódica y que los jóvenes y niños estén preparados para el futuro.

“ESTAMOS EN PAÑALES”

A diferencia de los otros países, los bolivianos estamos en pañales, ya que muy poco hemos desarrollado las capacidades de prevención, reacción y evacuación para estos desastres naturales que se presentan en cualquier momento y región del mundo. Está claro que no se puede determinar cuándo se producirá y con qué fuerza, sin embargo las nuevas generaciones deben estar capacitadas para lidiar los terremotos. Las antecedentes nos dice que el 9 de junio de 1994, se produjo un movimiento sísmico de 8,4 al norte de la ciudad de La Paz, 630 km de profundidad, por lo que no arrojó víctimas. El de mayor devastación fue el del 22 de mayo de 1998, cuando un sismo de 6,5 se registró en el centro de Bolivia, en los poblados rurales de Aiquile, Mizque y Totora, y mató a unas 80 personas, por el desplome de casas de barro y rudimentarias, además que en la zona existen muchas coloniales y post republicanas.

MUY CONFIADOS

Si bien la actividad telúrica es moderada en el país y no es como para confiarse y no preparar a los ciudadanos para tales circunstancias, pero lo que más debe preocupar es el riesgo que corren los edificios de altura, las mismas podrían quedar devastadas, porque la mayoría de las construcciones no están previstas con bases antisísmicas y por tanto están expuestas a un alto grado de desastre.

Al parecer el “tema no interesa”, ya que en el país no existe ni siquiera un protocolo de prevención para las nuevas construcciones que realizan en varias ciudades, convertido en el gran negocio de los últimos años, pero tampoco les interesa a constructores, sociedades de profesionales y peor a los políticos del riesgo que corren los habitantes de los edificios, en caso de presentarse estos movimientos sísmicos, quizás podamos recurrir a la Cruz Roja Internacional.

PREVER QUE LAMENTAR

“Defensa civil” se activa cuando existe este tipo de desastres, pero no cuenta con un presupuesto para generar una cultura entre los bolivianos para desastres naturales, movimientos sísmicos, vientos huracanados, crecidas de ríos y otros. Por lo general se lo toma como algo temporal, seguramente, es debido a que no existe una repercusión fuerte como en países costeros: Chile, Perú, Ecuador, los más afectados en Sudamérica.

Aunque muchos afirman que por vivir en región de montaña, como en la ciudad de La Paz, es muy segura, pero las réplicas, no dicen eso, ya que se siente cuando hay movimientos sísmicos.

LOCALIZACIÓN

Buscar lugares en los cuales el suelo sea estable, donde no exista posibilidad de deslizamiento o caída de rocas en caso de sismo. Evite ubicarse en el cauce de los ríos.

Sería ideal que la vivienda a construirse esté alejada de laderas de los cuales se tenga duda de su estabilidad o realice la estabilización y protección del talud. No construya sobre suelos sueltos en ladera, ya que durante un sismo se pueden soltar fácilmente y arrastrar la vivienda. Si la pendiente de la ladera es mayor a 30% se debe buscar la asesoría de un ingeniero de suelos y un ingeniero estructural.

MATERIALES EN PREVISIÓN

En Bolivia como en otras regiones, existen buenos materiales para construir las bases antisísmicas, cemento, fierro y ladrillos huecos que llevan fierro por dentro y eso hace que las casas construidas con ladrillos de este tipo resistan mejor.

Cualquier arquitecto sabe qué tipo de materiales puede utilizar para construir y conoce muy bien, que el adobe no es el indicado, sin embargo la tendencia es colocar harto fierro y bien calculado, no es una total solución efectivamente, pero genera que la devastación sea menor.

Según arquigráfic y grafic, una edificación es sismo resistente cuando se diseña y construye con una adecuada configuración estructural, con componentes de dimensiones apropiadas y materiales con una proporción y resistencia suficientes para soportar la acción de fuerzas causadas por terremotos frecuentes.

CONFIGURACIÓN ESTRUCTURAL

GEOMETRÍA

Construir muros en dos direcciones perpendiculares entre sí, la geometría de la vivienda debe ser regular y simétrica. Una vivienda simétrica, bien construida, resiste mejor la acción de los terremotos. Evitar construir viviendas con formas alargadas y angostas donde el largo de la vivienda es mayor a 3 veces su ancho.

Resistencia

Es necesario garantizar uniformidad en el uso de los materiales en los muros, estructuras, cubiertas y demás. Esto permite una respuesta integral de la edificación en caso de sismo. La vivienda debe ser firme y conservar el equilibrio cuando es sometida a la vibración de une terremoto. Viviendas poco sólidas e inestables se pueden volcar o deslizar.

RIGIDEZ

Es deseable que los elementos que conforman la estructura de la vivienda se empalmen monolíticamente como una unidad y que se forme poco cuando la vivienda se mueve ante la acción de un sismo.

CONTINUIDAD

Para que una edificación soporte un terremoto su estructura debe ser sólida, simétrica, uniforme, continua o bien conectada. Cambios bruscos de sus dimensiones, de su rigidez, falta de continuidad, una configuración estructural desordenada o voladizos excesivos, facilitan la concentración de fuerzas nocivas, torsiones y deformaciones que pueden causar graves daños o el colapso de la edificación.

CIMENTACIÓN

Es un aspecto muy importante para la construcción. Es esencial hacer estudios previos de los terrenos para determinar la cimentación del suelo, y poder tomar en cuenta su tamaño, su forma y su profundidad antes de levantar las bases del edificio. Esto permitirá disminuir las deformaciones de la estructura en el momento de un sismo.

RESISTENCIA

Una mayor cantidad de estructuras rígidas en el primer nivel de la edificación, como muros y paredes, mejoran la estabilidad y la resistencia y hacen que los elementos que conforman la obra se ajusten como una unidad ante un movimiento telúrico.

Todos estos elementos son importantes en la construcción de una estructura antisísmica, y de la correcta y responsable aplicación de esta medidas puede depender la prevención de una tragedia y la protección de decenas de vidas durante un terremoto. (Datos arquigrafic).

 
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