Más importaciones, menos exportaciones


 

Entre algunas características de las economías de tipo colonial o de derecha que existen en la actualidad internacional, como en el caso de Bolivia, la importación de artículos de consumo popular tiene tendencia a crecer, mientras, por otro lado, las exportaciones de productos industriales tienden a disminuir, como la prensa ya denunció oportunamente.

Ese sistema económico tiene como característica central que importa artículos (fungibles) que destruyen, los cuales son comprados con divisas que fugan al exterior y fortalecen las economías de los países exportadores. Como resultado general de esa política económica de libre comercio se produce un fenómeno político, según el cual los países que no producen se convierten en colonias dependientes o entran en crisis económica sostenida que provoca hambre, escasez de medicamentos, etc. y que, además, se titulan como gobiernos de “izquierda”.

Pero ese sistema que proclama el principio de “exportar o morir” tiene efectos múltiples que no solo afectan a la economía sino dan muerte a las naciones. Con más detalle, la importación de alimentos, textiles, máquinas y hasta fósforos, determina la competencia desleal a la producción nativa o indígena y, finalmente, le da muerte inevitable.

De otro lado, crea el desempleo, anula el desarrollo de las fuerzas productivas, acostumbra a la población a consumir bienes importados y despreciar los nacionales, fenómeno que arruina la industria local, la agricultura y en especial la artesanía y pequeñas industrias.

Otro efecto de grandes alcances consiste en que estos gobiernos de derecha que practican esa política económica del libre comercio con potencias extranjeras, se dedican casi exclusivamente a impulsar la producción de materias primas para su exportación en bruto, tales como minerales, hidrocarburos o algunos granos. Es más, para garantizar ese sistema, cobran nuevos impuestos a la población y cuando ésta pide aumentos salariales, se acude a la represión física y así, los nuevos impuestos al pueblo solo sirven para reprimir al mismo pueblo, como ocurre en algún país latinoamericano, hoy convertido en colonia de una potencia asiática.

La economía boliviana estuvo sometida en gran parte de su existencia a esa política económica colonial y al presente el sistema se reproduce en forma oficial, lo cual tiene significado tanto antinacional como antidemocrático. Finalmente, la nación soberana se convierte en colonia dependiente, mientras, por otra parte, su economía con anteriores signos de modernidad entra en decadencia al dar paso a procedimientos medievales, como el pago del trabajo en especie, trueque, contrabando, corrupción, etc. Desaparecen las clases sociales fuertes y la clase obrera termina por extinguirse. El caudillismo es producto de esa realidad.

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UNA MIRADA DIPLOMÁTICA A LOS SISTEMAS ECONÓMICO Y POLÍTICO GLOBAL

Rosario Chacón, presidenta del Círculo de la Unión.